Casa Labra es una típica taberna madrileña cercana a la puerta del Sol famosa por sus fritos de bacalao y su vino Valdepeñas, y también porque allí se fundó en 1879 “el partido del proletariado”, tal como se definía el PSOE en su primer programa.

Pero ese PSOE dejó de ser “de clase trabajadora” en el programa electoral de 2004 y se fijó como objetivo social “la clase media e intergeneracional” desterrando la definición marxista de la sociedad de clases que solo distingue obreros o proletarios y burgueses. Desde entonces, la “O” de obrero dejó de mencionarse en sus mítines.

También la “E” de español pasó a segundo plano. Por mucha bandera que hace un par de años sacasen del armario, el PSOE lleva años sin una única idea de España como destino común y universal del pueblo Español. Los intereses de cada momento, en clave electoral o de apoyo interno de las federaciones (PSC o PSE), hacen que del tema España mejor no hablar o limitarse a decir aquello de que somos una “nación de naciones”.

«El PSOE lleva años sin una única idea de España como destino común y universal del pueblo Español»

Y la “S” de socialista hace tiempo que entró en crisis, pero no porque en 1979 el PSOE renunciase al marxismo sino por la crisis socialdemócrata contemporánea, una ideología que, más allá de los intentos de la new left o la tercera vía, se diluye entre el socioliberalismo o el populismo.

Así, incapaces de dar respuesta a la globalización y de aceptar soluciones compatibles con el libre mercado, sin una política económica clara y sin respuestas para las “cosas del comer”, sus audaces propuestas se limitan a resucitar a los muertos del Valle de los Caídos o a hacer aún más cansinos los ya de por si cansinos discursos con aquello del compañeros y compañeras, votantes y votantas.

«Sus audaces propuestas se limitan a resucitar a los muertos del Valle de los Caídos o a hacer aún más cansinos los ya de por si cansinos discursos con aquello del compañeros y compañeras»

Perdidas la S, la O y la E, nos preguntamos qué será de la P de Partido, siempre herida en las batallas fraticidas. También en 1979 hubo una brecha entre moderados (González y Guerra) partidarios de abandonar el marxismo y renovar el Partido, y los críticos (Castellano y Bustelo) que abogaban por la continuidad marxista y un mayor poder para las federaciones regionales. Entonces, cuando (y gracias a que) no votaban las bases, ganaron los moderados y así les fue: El PSOE empezó a ganar elecciones y a gobernar en toda España.

Pero ayer pasó lo contrario: perdieron los moderados y me temo que también pasará lo contrario en cuanto a la P. Si con la victoria moderada en 1979 el Partido se hizo fuerte, con la de Sánchez de ayer nos acercamos más a los capítulos finales de la crónica de una muerte anunciada. Pero siempre nos quedará Casa Labra , su vino Valdepeñas y su bacalao…y bacalada, claro.