Trescientos sesenta y cinco días, ocho mil setecientas sesenta horas , cincuenta y dos semanas o doce meses, ponle la cifra que tú quieras a un año. Exactamente estas cifras se cumplirán el próximo trece de agosto desde la última vez que me puse el vestido de torear por última vez.

Duro sí, y mucho. Máxime cuando ves pasar ferias a lo largo de la temporada en las que te has ganado estar y te van excluyendo de ellas. Podría estar enfadado contra quienes las organizan y no son justos conmigo, porque me gané en el albero repetir.

Pero he de decir, que si hace falta pondré la otra mejilla, porque la injusticia es un alimento para alma. Ante la injusticia no debemos sucumbir, debemos crecernos, entrenar o trabajar más fuerte cada día, estar más seguros de donde queremos llegar, y ser conscientes de que por duro que sea conseguir nuestros sueños, nuestros objetivos, son nuestros, los que nos hacen vivir la vida, porque hay gente que muere pero nunca ha vivido.

«Si hace falta pondré la otra mejilla, porque la injusticia es un alimento para alma»

Hay que hacer introspección y pensar que todo lo que hemos dados todavía no ha sido suficiente para llegar donde queremos llegar, quizás si debamos para y mirar atrás para darnos cuenta de todo lo conseguido, pero que hay que seguir trabajando más fuerte, no tirar la toalla, y ponerle ejemplo a las palabras. Pues el ejemplo no se da con estas sino con la acción que toma uno mismo.

Ser algo; torero, bombero, policía, artista, es muy diferente de SER, es una etiqueta y no una forma de sentir. Es por ello que cuando queremos ser, el ego se nos apodera de la mente y sentimos todo aquello que no queremos derivado de los pensamientos negativos y no somos capaces de SER.

Para SER, hay que SENTIR, y para ser capaces de sentir hay que vivir el presente disfrutando al máximo, trabajando en ese presente al máximo sin pensar en los resultados que esto nos aportará. Simplemente sembrando desde el ahora.

Solo de esta manera la dificultad y la injusticia servirán de alimento, de método de crecimiento y no de alimento extra contra nosotros. El próximo día trece de agosto tendré la oportunidad de SENTIR, pero no de SER, pues SOY los trescientos sesenta y cinco días del año.