Hace un año, el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Zaragoza, Carlos Pérez Anadón, advirtió al alcalde Pedro Santisteve de que los proyectos que no estuvieran en marcha en la primera mitad de la legislatura, no podrían culminarse en la misma. Aquel aviso, que tenía bastante de profecía, advertía del riesgo de una legislatura perdida.

Pues bien, a día de hoy no existe un solo proyecto de enjundia en marcha. Sólo la reforma del Mercado Central, a medio gas, carente de ambición y sobre todo de entusiasmo en el sector, tiene visos, aún inciertos, de salir adelante.

El área de Urbanismo ha sido incapaz de esbozar un mínimo proyecto de ciudad atascando y bloqueado los que ya estaban en marcha. Nada ejemplifica mejor el colapso que los depósitos de Pignatelli donde existiendo bases claras de consenso el Consejero Pablo Muñoz lleva meses siendo incapaz de plantear una propuesta sensata que cierre un proyecto consensuado.

«Los proyectos que no estuvieran en marcha en la primera mitad de la legislatura, no podrían culminarse en la misma»

Lo mismo ocurre en movilidad. Después de periclitar mediante una insólita pinza con el PP la línea 2 del tranvía, no cabe dudas de que ZEC será incapaz de presentar un Plan de Movilidad mínimamente ambicioso de aquí a 2019.

Mientras, el servicio de autobús naufraga a golpe de autobuses usados y toda la determinación, cuando no la osadía, se reserva para la promoción de la bicicleta mientras se bloquea, entre contradicciones pseudo ideológicas, cualquier apuesta por la movilidad eléctrica.

Y como siempre, todo ello aderezado por el picante de ese émulo de líder revolucionario llamado Alberto Cubero, que apenas puede lograr ya ser comparado con aquel cacique, presidente de la Diputación de Orense, llamado José Luis Baltar, cuya principal tarea política consistía en colocar a gente en la Diputación a cambio de que le votasen en el partido.

«Todo ello aderezado por el picante de ese émulo de líder revolucionario llamado Alberto Cubero»

El riesgo, por tanto de una legislatura perdida es real. Pero este hecho no entraña solamente el peligro de que ZEC se hunda electoralmente. Para los zaragozanos de izquierda, el problema de la incompetencia y el sectarismo de ZEC es que se brinde una victoria demasiado sencilla para la derecha.

Evitarlo depende de la capacidad del Partido Socialista para seguir poniendo encima de la mesa, como ha venido haciendo estos dos años, una oposición firme y capaz de asentar un verdadero proyecto de ciudad progresista y ambicioso.