En Francia hubo una Revolución que acabó con el Antiguo Régimen, acabó con los privilegios feudales y jacobinizó el país y lo convirtió en un Estado fuerte, organizado y moderno. Eso permitió que, en teoría, no hubiera privilegios. Que los privilegios estuvieran supeditados al bien común.

Eso, y que los representantes políticos lo eran de distrito. Incluido el Presidente que era elegido directamente. Sin el pasteleo que hay en España entre partidos, que vote lo que vote el personal, ellos eligen lo que quieren (entre lo que pueden, claro).

En España nunca hubo guillotina, ni revolución y jamás fue purgada. Los de siempre, los aristócratas, las familias, el dinero y la Monarquía fueron pasando de un sitio a otro sin perder sus privilegios.

En España nunca hubo guillotina, ni revolución y jamás fue purgada

Lo mismo pasó con los privilegios territoriales. La República Francesa aplastó ‘La Vendée’ y la hizo sumisa a la idea de la patria y la nación francesa.

Eso en España nunca ocurrió, nunca hubo un Gobierno central lo bastante fuerte como para imponer su centralismo y nunca hubo un Gobierno lo bastante plural como para crear un Estado Federal real con competencias claramente delimitadas.

En España se mantuvieron todos los vicios y malformaciones ancestrales. Y la modernidad nunca pudo combinarlas. Por eso, Cataluña y el País Vasco no son más que los residuos, los restos, las consecuencias dramáticas  -y grotescas a veces- de un Estado que nunca supo conformar su identidad de una manera coherente, ni jacobinamente, ni plurinacionalmente.

Y los privilegios siguen ahí. El problema de España es que los privilegios nunca han desaparecido; al contrario, han incrementado la insolidaridad. En lugar de un Gobierno cacique, tenemos 17. Pesebreras para segundones, primos y demás parentela.

«Cataluña y el País Vasco no son más que las consecuencias dramáticas  -y grotescas a veces- de un Estado que nunca supo conformar su identidad de una manera coherente»

Ahora, los autodenominados «progres» quieren imponer un estado plurinacional, o un Estado federal según el lenguaje del PSOE. La ambigüedad socialdemócrata en estado puro. La vía de en medio de Iceta que santifique las desigualdades de privilegios, en particular los económicos.

No es casual que PP, Podemos y PSOE hayan apoyado el cupo vasco, sin cuestionar siquiera el concierto vasco, ni el navarro. De eso van las desigualdades.

El PP se prestará a algún tipo de reforma constitucional en ese sentido a cambio de promover un cambio en el nombramiento de Presidente de Gobierno, al estilo griego. Un plus de 50 escaños para la mayoría minoritaria, o algo así. Eso le dejará con las manos libres sin necesidad de negociar con nadie. Les conviene tanto al PP como al PSOE, así que eso es lo que harán.

Y por supuesto, nadie nos preguntará a los ciudadanos. No habrá referéndum para la reforma constitucional, y mucho menos para un proceso constituyente. Lo venderán como el colmo de la perfección para mejorar la gobernabilidad, el acabose de la modernidad.

«Los autodenominados «progres» quieren imponer un estado plurinacional, o un Estado federal según el lenguaje del PSOE. La ambigüedad socialdemócrata en estado puro»

Luego para mantener aparentemente unido lo que hayan destrozado crearán cientos de comisiones, observatorios, consejos y demás pesebreras. Más colocados. Y todos tan contentos.

Y Aragón seguirá perdiendo población. Nos desangrarán a impuestos (como ya ocurre) para compensar los chanchullos. Nos venderán alguna victoria pírrica (por ejemplo, los bienes del Aragón oriental) como la muestra del éxito. En fin, mucha historia y poco futuro.