Los bienes de Sijena ya están aquí. Están en casa. Y no, no ha sido cosa del 155. Ni tampoco por motivos electoralistas en Cataluña.

El recurso fácil, de aquellos que no leen más allá de 140 caracteres, es decir que la devolución de los bienes es cosa del Gobierno de España por su intervención en el gobierno catalán. Y si me apuran, por el franquismo. Así, sin despeinarse.

La ley, nuestro Derecho, ha sido el único capaz de meter en vereda cualquier matraca nacionalista con su paso lento pero firme.

Lo que ha sucedido es tan simple como el intento de reparar una ilegalidad. Y de devolver a Sijena su dignidad.

La consejera de Cultura, Mayte Pérez y el alcalde de Sijena, Ildefonso Salillas, durante el largo día de ayer / EFE/ Javier Blasco

Una dignidad que es lo único que nos queda a las comunidades olvidadas -o expoliadas- por los juegos políticos en Madrid, o por el hambre con el patrimonio ajeno.

«Lo que ha sucedido es tan simple como el intento de reparar una ilegalidad. Y de devolver a Sijena su dignidad»

Aragón, la tierra que siempre confía en el Derecho, ha reclamado lo que es justo. Y no ha bajado nunca la cabeza ante ningún intento nacionalista de dilapidar nuestra razón.

Sijena es David, y Goliat -Cataluña- ha quedado más magullado que nunca al ver que un pueblo de 500 habitantes, con un alcalde terco y lleno de razón, ha podido doblegar su mantra nacionalista.

Y les duele. Les duele muchísimo.

No porque se armen de razones jurídicas, allanen su discurso de sentido común o respeten la decisión judicial hasta emprender un recurso en el Supremo. Nada de eso. Y se lo digo por experiencia propia.

Durante los últimos dos días hemos estado varios periodistas cubriendo la devolución de los bienes de Sijena en Lérida. En el centro político, y sentimental, del pancatalanismo.

Ahí se palpó el desconocimiento jurídico, la falta de respeto a los requerimientos judiciales o el insulto contra todo lo que no es cat.

La reportera de Aragón TV vivió el acoso al informar, otros nos sentimos fascistas de tanto escucharlo y a otros compañeros se les amenazó si publicaban «manipulando«.

«El insulto contra todo lo que no es cat»

No había argumentos serenos llenos de razón, ni pizca de respeto por el discrepante. El cuerpo de la concentración iba atado a un sentimiento irracional, llorica y sectario. La extremidad del nacionalismo más cerril.

Momentos de tensión durante el intento de los manifestantes por entrar en el Museo de Lérida para evitar la devolución de los bienes de Sijena / EP

Eso, o que salieron con cientos de cebollas en los bolsillos de casa.

Los bienes de Sijena, después de décadas retenidas en Cataluña, han vuelto a casa. Han padecido los desaires nacionalistas, los tejemanejes jurídicos e incluso el maltrato del Museo de Lérida.

«El cuerpo de la concentración iba atado a un sentimiento irracional, llorica y sectario»

En fin, pese a todo, los bienes ya están aquí.

Aragó, ja sóc aquí / DGA

El municipio de Villanueva de Sijena vuelve a sonreír, Aragón es un poco más digno y los aragoneses no debemos olvidar, que con la ley, aún se puede recuperar nuestro patrimonio expoliado.

Es cuestión de no reblar, como siempre.