Existe un desprecio justificado en el mundo de los surferos hacia los corcheros.

Mientras los primeros se adentran en el mar y utilizan la fuerza de las olas para ejecutar acrobacias increíbles, los segundos siempre cerca de la orilla se dejan deslizar sobre el leve impulso que resta a la ola cuando termina su vida en la arena de la playa.

Lo primero requiere preparación física, esfuerzo e imaginación, mientras que lo segundo no deja de ser un mero entretenimiento de verano por mucho que se vistan con un neopreno.


Publicidad


Tengo la hipótesis, y según avanza la legislatura los datos la están transformando en teoría, de que el presidente de Aragón es un consumado corchero económico.

Flota sobre el agua pero no surfea. Se sustenta sobre la tabla pero no desafía al equilibrio. Sí, también está en el mar pero se deja llevar por las olas, en lugar de utilizar el impulso para ir donde él quiera.

Me refiero a unos datos sobre economía regional que evidencian ese plácido vaivén del que disfruta el actual gobierno de la Comunidad Autónoma.

«El presidente de Aragón es un consumado corchero económico. Flota sobre el agua pero no surfea. Se sustenta sobre la tabla pero no desafía al equilibrio»

La Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre del año 2017 en comparación con ese mismo trimestre de 2016, nos muestra cómo hemos evolucionado en Aragón en el último año. Y destaca, a mi entender, varias cuestiones preocupantes pues comienzan a tornarse de puntuales a sólida tendencia.

Nuestra tasa de actividad, un índice económicamente tan relevante como puede ser el crecimiento económico, está más de medio punto por debajo que el nacional; mientras el número de activos en España crece, en Aragón baja; nuestra tasa de ocupados es también menor que la media española; hace dos años estábamos 6,2 puntos por debajo de la media en tasa de paro, mientras que hoy se ha reducido a 5,9.

Reitero, son datos que corresponden a un momento determinado y que salvo sorpresas de última hora apuntalan la idea de que nuestra economía regional no se comporta tan bien como debería.

En cuanto al crecimiento de nuestro Producto Interior Bruto resulta que es más débil si lo comparamos con el conjunto de economías de las Comunidades Autónomas, un 2,7 % frente al 3,3 % en 2016, según los datos oficiales de Contabilidad Regional.

Añadamos a todo ello la mayor influencia que para Aragón provoca la crisis política en Cataluña, en términos de desaceleración en la producción y en el empleo que deberían compensarse con un plus de estímulo a la actividad económica regional en los presupuestos del Gobierno de Aragón, aunque, visto el proyecto de presupuestos para 2018, esto no va a ser así.

La pregunta lógica es ¿qué nos está sucediendo en Aragón para que estemos perdiendo posiciones si las olas tienen la misma fuerza para todos?

Y la respuesta adecuada es que el Gobierno de Javier Lambán deja pasar las olas buenas mientras que otros presidentes autonómicos las aprovechan.

«Los datos apuntalan la idea de que nuestra economía regional no se comporta tan bien como debería»

O dicho de otra manera: le falta un modelo económico que permita crecer a familias y empresas y, además, mantiene un modelo social más enfocado a dar subvenciones que a proporcionar oportunidades.

Una conjunción ineficaz por insostenible en el tiempo y cuyos resultados sólo son positivos –y de manera ficticia- cuando nos suben los impuestos tal y como sufrimos en Aragón, lo que se traduce en reducir el poder adquisitivo de las familias y, por lo tanto, vivir peor.

Eficacia y eficiencia son palabras que el Gobierno de Aragón debería añadir a su discurso sin por ello reducir la calidad de los servicios públicos. Otras Comunidades Autónomas lo están haciendo y comienzan a obtener buenos resultados con ciudadanos satisfechos y cuentas equilibradas.

Aquí, nuestro Presidente sigue prefiriendo el corcho. Con las olas tan buenas que hay.

* Ricardo Oliván es portavoz de Economía del PP en las Cortes de Aragón