La compañera del bombero que permanece ingresado en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de Zaragoza tras resultar herido en las tareas de extinción del incendio registrado el pasado fin de semana en Benasque (Huesca) achaca la situación a la «pésima gestión» del servicio en la provincia oscense.

La mujer se expresa así en un comunicado en el que asegura que deducir que su compañero está ingresado tras sufrir un accidente derivado del riesgo «inherente» a su trabajo «no es toda la verdad».

Insiste en que su pareja, bombero profesional con más de diez años de experiencia, se encuentra en la UCI con lesiones «aún sin determinar» debido a una situación del servicio que desde años atrás se lleva denunciando.


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En su escrito, la mujer agradece el interés tomado por la presidenta de la comarca de la Ribagorza, Lourdes Pena, por su compañero y padre de un hijo en común, pero subraya que «más agradecería» la adopción de las medidas necesarias para mejorar las «pésimas» condiciones de los profesionales del servicio en la comarca.

Unas condiciones, advierte, que están llevando a estos profesionales a poner en «grave riesgo» sus propias vidas como la de las personas a las que deben de atender, con unos medios materiales y personales «tan escasos y deficientes que sería de auténtica risa si no fuera porque hoy nos llevan a lamentar este grave accidente».

La compañera del bombero herido, Jose, hace suyas las reivindicaciones y denuncias hechas desde la agrupación de bomberos profesionales de Aragón, que, según afirma, «una y otra vez son desoídas por todos los responsables políticos comarcales, provinciales y autonómicos».

Afirma que en el incendio en el que resultó herido su compañero, todos los factores de carencias y de gestión deficiente del servicio se «aunaron» para provocar el grave accidente registrado.

Explica que la noche del incendio, el pasado sábado, había una única dotación, «a todas luces insuficiente», de dos bomberos en la localidad de Vilanova para cubrir toda el área del valle de Benasque.

Estos profesionales se encontraban de guardia localizada en sus domicilios, por lo que el tiempo de respuesta se incrementó, añade la mujer, en unos 15 o 20 minutos.

En previsión de que el incendio se descontrolara, se activaron los parques de Graus y Benabarre, localidades situadas a una hora de Benasque que, además, quedaron sin servicio de protección en esos momentos.

Al mismo tiempo fue requerido el servicio de Barbastro, desde el que fue enviado un brazo articulado, «del cual carecen los parques de la comarca y única herramienta que hace posible atacar este incendio sin poner en peligro la vida de las personas».

La mujer denuncia que desde que se dio el aviso hasta que se dispuso de todo el personal suficiente para una intervención «mínimamente efectiva» habían transcurrido dos horas.

«Dos horas -explica- sin autobomba, sin brazo articulado, sin personal, sin agua, porque los camiones carecen de un anticongelante específico para evitar la congelación a unas temperaturas de entre -5 y -10 grados».

Según esta mujer, «mi compañero se encuentra actualmente en la UCI por desempeñar su trabajo en unas condiciones lamentables, de sobras conocidas por la administración pública para la que trabaja, la comarca de la Ribagorza, que ha recibido varias denuncias en las inspección de trabajo que hace más de un año siguen sin respuesta».

Denuncia que mientras su compañero permanece hospitalizado, sus condiciones laborales «no han hecho más que empeorar año tras año, con un sueldo que roza la precariedad, teniendo que pelear para obtener permisos para formarse para realizar su trabajo con rigor y profesionalidad».

La «sangrante» falta de personal, añade, deja expuesta a la población civil de la zona, que «no es consciente de tantas y tantas veces que la total precariedad del servicio está poniendo en riesgo tanto sus vidas como las de ellos (los bomberos)».

Tras señalar que aún desconoce el tiempo que permanecerá hospitalizado su compañero, insiste en que su situación se deriva de «decisiones tomadas desde despachos, con una irresponsabilidad absolutamente flagrante».

En su escrito, la mujer exige a las administraciones competentes a «dejar de una vez por todas de jugar con nuestras vidas y nuestras seguridad», y a tomar las decisiones necesarias para mejorar la calidad del servicio y de las condiciones laborales de los profesionales.