Luis Buñuel quiso llevar al cine el accidente nuclear de Palomares, ocurrido en esa localidad almeriense en 1966, pero el proyecto nunca vio la luz, según desvela la revista Turia en su número de marzo, a través de cartas inéditas entre el cineasta aragonés y su guionista y amigo Jean-Claude Carrière.

En una carta de 1967, Buñuel informa a Carrière de que ha tenido una oferta de adaptación de un reportaje publicado por The New York Times con el título ‘The bombs of Palomares’.

«El tema del filme es de los más maravillosos de nuestra época. Por supuesto, si saliera, haríamos nosotros el guión juntos y después yo cogería a un miserable ‘ghost writer’ inglés para anglosajonizar nuestro alumbramiento», apostilla Buñuel.

¿A FAVOR O EN CONTRA DE ESTADOS UNIDOS?

En la siguiente carta, el 10 de agosto, el director de ‘Viridiana’ le confirma que tiene vía libre para escribir y realizar ‘Las bombas de Palomares’, pero al mismo tiempo deja entrever los más que probables impedimentos que surgirán en el camino.

Según relata, el productor le preguntó si era su intención ir a favor o en contra de los Estados Unidos, cuya fuerza aérea perdió un avión cisterna y un bombardero con armas nucleares en una colisión sobrevolando Palomares el 17 de enero de 1966.

«Yo le respondí que me dejaría emascular antes de hacer nada a favor, que me mantendría en una objetividad total (para este hermoso país ser neutral quiere decir estar en contra) y he previsto que pueda estar en la lista negra de la patria de Truman«, avanzó Buñuel con su proverbial sentido del humor.

«Por eso creo que en estas condiciones es mejor pensar que el asunto está jodido -prosigue-. ¿Se imagina usted entrando los dos en las bases secretas de los americanos en España? ¿Y a mí echarle una bronca al almirante americano porque su portaaviones no ha maniobrado a tiempo para entrar en cámara?», escribe.

El artículo que publica Turia lo firma Javier Herrera, uno de los grandes especialistas en Buñuel, que analiza 91 cartas intercambiadas con su colaborador y amigo francés.

Desde que Carrière conociera a Buñuel en el Festival de Cannes de 1963, puede decirse que fue, a excepción de su mujer Jeanne, la persona con la que el director de cine convivió «más tiempo» y con «mayor intensidad», asegura Herrera en la revista.

«Llenaban el vacío informativo y la necesidad de saber el uno del otro mediante el ejercicio del género epistolar, en el que Buñuel se consideraba como un auténtico ágrafo», explica Herrera.

BUÑUEL Y SUS CARTAS CON CARRIÈRE

Las cartas de Buñuel (la mitad escritas en francés y la otra mitad en español) abarcan una cronología que se inicia en París el 25 de octubre con una carta escrita por Carrière, relacionada con la escritura del guión de ‘El monje’, y concluye el 10 de abril de 1983 también en México, unos pocos meses antes de su muerte.

La otra cuestión en la que hace hincapié el artículo es en la primera noticia sobre ‘Belle de jour’, la película que protagonizó Catherine Deneuve. En una carta fechada en abril de 1966, Buñuel confiesa que el tema era «absurdo pero tentador».

«Un ensayo sobre putas con conflictos espantosos entre el Súper Ego y el Ello… ¡Todo lo contrario de lo que pretende el cine moderno! Un argumento, muy, muy organizado dentro de un artificio muy atractivo», describió el cineasta.

Junto a la correspondencia inédita de Buñuel, el próximo número de Turia se ocupa también de glosar la labor realizada por el historiador Alberto Gil Novales, estudioso del liberalismo español, fallecido hace poco más de un año.