Son días de aprobados y de cates. Y no solo en los coles, también nuestros sectores económicos han recibido estos días sus particulares boletines de notas: el de crecimiento económico y el de déficit.

En los dos, en un caso para bien y en el otro para mal, Aragón ha quedado en el grupo de cabeza. Pero aquí, como en el cole, no todos los alumnos han sacado la misma nota y hay que repartir méritos.

En la clase del sector privado han tenido muy buenas notas, especialmente los alumnos primario e industrial, que fueron los que más crecieron en 2017. En la otra clase, la del sector público, el alumno Gobierno de Aragón ha sido un desastre y “necesita mejorar” seriamente.


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Para calificar el examen de crecimiento económico se tienen en cuenta los índices de producción industrial, la utilización de la capacidad productiva instalada, el número de ocupados por sectores económicos, licitación de obra y visados de dirección de obra nueva periodificados, indicadores de actividad del sector servicios, matriculación de vehículos, consumo de gasolinas, compraventa de viviendas nuevas…; es decir, asuntos sobre los que poco tiene que ver el Gobierno de Aragón y mucho las empresas y las familias.

Se dice, y se dice bien, que lo mejor que puede hacer el Gobierno es no molestar, entorpecer lo menos posible con impuestos y con regulaciones innecesarias.

Pero igual que los malos estudiantes, también el alumno Lambán quiere atribuirse mérito en ese examen de crecimiento y así distraernos de otro examen que sí que es solo suyo: el del déficit, dónde ha sacado una de las peores notas de la clase: 333 millones de déficit.

La clave para el progreso económico y social es que ambas clases saquen buena nota, que coincidan un sector privado dinámico que crece y un sector público que sepa gastar y esté al servicio de la sociedad y no de él mismo.

Me temo que ello va a ser difícil, el sector privado, a pesar del Gobierno, seguirá creciendo.

Pero Lamban gasta hoy 500 millones de euros más que hace cuatro años. Es decir, Lambán gasta 1.000 euros más por cada hogar, 1.000 euros que han dejado de estar en nuestros bolsillos… Y subiendo, que vienen elecciones.