El equipo de seguimiento del proyecto ‘Piroslife’, encargado de la reintroducción del oso pardo en el Pirineo, ha captado las primeras imágenes de ejemplares en el exterior de la cueva, hecho que confirma el final de la etapa de hibernación de esta especie.

Según el departamento de Territorio, las fotografías y vídeos captadas muestran una hembra y sus cachorros de segundo año en la zona del Parque Natural del Alt Pirineu.

A diferencia de otros mamíferos, como lirones o marmotas, la hibernación de los osos es poco profunda, de forma que reducen su ritmo respiratorio y los latidos del corazón, pero despiertan diversas veces durante esta etapa, que coincide con el inicio del frío, la nieve y la escasez de alimento, entre finales de noviembre y finales de marzo normalmente.


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Para poder superar este periodo, durante el año, acumulan grasa para contar con las reservas suficientes que les garanticen la supervivencia.

Los osos se recluyen en cuevas situadas en zonas aisladas de la actividad humana e inaccesibles, y pierden cerca de un tercio de su peso durante la hibernación.

Con la subida de las temperaturas, normalmente hacia el mes de marzo, se empiezan a observar las primeras evidencias de movimientos de estos animales.

Los primeros en salir de la cueva son los machos adultos, seguidos de las hembras adultas. Después despiertan los machos y hembras subadultos y, por último, las hembras con cachorros.

Las que tienen cachorros de segundo año salen antes, de manera que las hembras que han tenido cachorros dentro de la cueva son las últimas en salir.

Se trata de las hembras que comienzan a hibernar ya embarazadas, que dan a luz a finales de enero, y salen con los cachorros a partir de abril.

Además, no acostumbran a moverse de la zona de hibernación hasta que los pequeños puedan realizar largas caminatas