Mayo, mes de las flores, y en 2019 de las elecciones.

Tres (locales, autonómicas y europeas) ya confirmadas y, podría ser, una cuarta pues el presidente del gobierno tiene en su mano disolver las Cortes Generales y amontonar una más.

La ley establece dos semanas, las dos anteriores a la fecha de la votación, como periodo de campaña electoral pero la práctica nos demuestra que podemos estar hasta un año en una interminable y aburridísima campaña. Y en esas estamos.


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Queda un año y las actuaciones de los partidos ya nos indican que el pistoletazo de salida está dado y una buena parte de la emoción va a estar en el lado de los nuevos, aunque ya no tanto, que irrumpieron con mucha fuerza hace cuatro años y que ahora tienen que dar un paso definitivo si quieren consolidarse como verdaderas fuerzas del cambio.

Ciudadanos tiene el viento de cola, eso nos dicen las encuestas, pero deberían desconfiar ya que la experiencia dicta que es un partido que da mejor en las encuestas que en los escrutinios verdaderos.

Aún suponiendo que no lleguen a sacar los extraordinarios resultados que se les auguran, parece claro que es un partido en alza y que será decisivo en las tres elecciones de mayo de 2019.

Tienen, en España y, por supuesto, en Aragón, un grave dilema que resolver: confiar en las personas que llevarán cuatro años trabajando y, se supone, que preparando su propio perfil, o apostar por rostros mediáticos, al estilo de Manuel Valls.

En esta decisión tendrán ya una parte ganada o perdida puesto que vivimos en una sociedad en la que la imagen y la hiperinformación pueden mucho.

«Ciudadanos es un partido que da mejor en las encuestas que en los escrutinios verdadero»

De los carteles electorales dependerá en cierta medida su resultado. Y en Aragón no parece que haya nadie en esa formación con un gran atractivo para poder dar un salto notable en sus resultados electorales.

Lo de Podemos es más complicado, siempre lo es en la izquierda, por definición.

Entre la marca original, las confluencias y comunes más menos próximos, hay mucho tajo para clarificar el mensaje y los mensajeros.

Al Podemos estatal le puede interesar que se presenten en todos, o en casi todos, los territorios y localidades, bajo su marca, lo que potenciaría la imagen de un partido organizado y cohesionado, lo que algunos votantes agradecerían.


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Pero, por otro, el nacimiento del partido y su imagen asamblearia, hacen muy difícil tratar de imponer esas directrices.

A ello hay que añadir que han gobernado en ciudades muy relevantes y que el ejercicio del poder desgasta.

Y que es muy difícil aspirar a que, por poner un ejemplo, Ada Colau obtenga en Barcelona unos resultados similares a los de 2015.

Un caso que puede ser paradigmático es el de Zaragoza, donde el alcalde Santisteve ha manifestado su voluntad de presentarse de nuevo aunque no ha aclarado si bajo el paraguas de Zaragoza en Común o, como parecen exigirle desde Podemos, con estas siglas.

«Santisteve ha manifestado su voluntad de presentarse aunque no ha aclarado si bajo el paraguas de Zaragoza en Común»

Tampoco sabemos si el locuaz Alberto Cubero al frente del Partido Comunista seguirá siendo uno de los pilares de la coalición o fórmula jurídica que elijan, o si pretenderán apartarlo tras la experiencia de estos cuatro años.

Y, para terminar, dos predicciones.

La primera, el intento de asesinato político de Pedro Sánchez a manos de Susana Díaz y colaboradores necesarios, va por buen camino.

Segunda, el episodio del viaje a Nueva York de Guillermo Lázaro le va a hacer mucho daño a Podemos y socios.