¿Te has parado a pensar alguna vez todo lo que has crecido después de una circunstancia negativa en tu vida? Te diré; tengo una profesión que me hace vivir la vida con una intensidad frenética a la velocidad de la luz. En una tarde de toros se puede vivir lo que todo en una vida, triunfo, fracaso, gloria, tragedia, vida o muerte.

Es por ello que ser torero condiciona la vida de la persona a una rapidez y con una inestabilidad emocional muy frecuente, pasando del éxtasis del triunfo a la catarsis de fracaso, pareciendo con este último que el mundo cae encima y es el fin del mismo.

Dejando por el camino muchas cosas queridas con el fin de alcanzar un propósito. Lo cual hace reflexionar desde nuestro interior, para ver la vida desde otro prisma.

Todos a lo largo de la vida sufrimos este tipo de “fracasos” sin darnos cuenta en el momento presente, que es justo en ese momento, en el ahora, cuando, a pesar de tenerlo todo perdido, estamos en disposición de conquistar el mundo.

«Cuando a pesar de tenerlo todo perdido, estamos en disposición de conquistar el mundo»

Es en ese momento, desde el vacío, cuando nuestro instinto creativo está en plenitud para hacerse presente, es en ese instante cuando solo podemos ascender, es cuando no tenemos nada el momento de no tener miedo, y solo está en nuestras manos darnos por vencidos y luchar para vencer.

Seguro sabes de lo que te hablo, piensa en otros momentos complicados de tu vida, en lo mal que has podido estar y piensa en ellos y en todo lo que te hicieron crecer, no fue un fracaso, fue un momento de crecimiento, de desarrollo, de creatividad, de adquirir sabiduría.

¿Sabes lo bueno del dolor? Que nos indica que todavía no estamos muertos, todavía hay vida, hay esperanza y ese momento cambia con solo una palabra actitud.

«¿Sabes lo bueno del dolor? Que nos indica que todavía no estamos muertos»

Actitud para levantarse, para soportar el dolor, para no quitar la mirada de nuestro propósito, para ser como el ave Fénix que resurge de sus cenizas.

Decía el maestro Joselito, que para ser figura del toreo solo se necesitaban tres cosas: querer, querer y querer. Actitud de querer al fin y al cabo.

Así que no te olvides, el fracaso, no es más que una etiqueta negativa que hemos puesto los humanos a esa palabra sin darnos cuenta de que es ese momento presente, el de crecer y hacernos más grandes. Fracaso no es negativo, es positivo.

Te animo a mirar en tu interior, reflexionar a la pregunta que te he hecho al principio de este post y comenzar a ver la vida desde ese prisma.