Podemos ha cambiado. Los morados han dulcificado su discurso. Resultan entrañables para el Partido Socialista. Y los círculos ya no piden carbón para Javier Lambán.

La relación entre el PSOE y Podemos en Aragón es distinta. Hay buen rollo.


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Desde la huida a Madrid de Pablo Echenique, Podemos ha suavizado el tono agrio que destilaba. Mantenía una oposición antipática, áspera e incluso torpe. Todo era crítica hacia el PSOE de Lambán.

Su rigidez política desbordó el vaso cuando condicionó el presupuesto de Aragón durante más de 5 meses.

«Podemos ha suavizado el tono agrio que destilaba. Mantenía una oposición antipática, áspera e incluso torpe»

Que si reducir aulas en la concertada, que si la dimisión del consejero de Hacienda Fernando Gimeno, que si escenificar un cordón sanitario contra la derecha…así hasta mayo. Y Aragón, esperando.

Sin embargo, parece que con el liderazgo de Nacho Escartín las cosas son distintas. El PSOE y Podemos han sellado un acuerdo presupuestario en tiempo record. Tendremos presupuestos en pocas semanas.

Cualquiera que siga la actualidad, le resultará curioso que estén de acuerdo con tanta celeridad. La aprobación del presupuesto tiene colores de izquierdas, pero con un ingrediente nuevo.

El miedo. Sí, el miedo.

Y es que, hacer política en 2015 -o 2016- resultaba fácil desde las tripas ideológicas. Pero ahora, con la mirada puesta en las elecciones autonómicas de dentro de año y medio. Tienen miedo al votante, y piensan cada movimiento con cuidado.

«Y es que, hacer política en 2015 -o 2016- resultaba fácil desde las tripas ideológicas»

Todos tienen miedo, y de ahí las prisas por ser amigos. Colegas de la izquierda. Que se vea el buen rollo. Un presupuesto exprés, desde la izquierda, sin levantar heridas.

Porque las hachas de guerra enterradas, volverán. Y ahí, en la batalla electoral, PSOE y Podemos deberán defender quién es la verdadera izquierda. Otra vez.