La ‘batalla del frío’ cambió el devenir de la Guerra Civil. Hace ahora 80 años, Teruel vivía uno de los episodios más intensos de la contienda con enfrentamientos a 18 grados bajo cero y con temporales de nieve que dejaron muertos en ambos bandos.


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Una batalla que determinó en buena medida, en aquel invierno de 1937 a 1938, el devenir de la contienda.

UNA BATALLA SANGRIENTA

En aquel frío invierno, los sublevados resistían bajo el mando del coronel Rey d’Harcourt a la ofensiva republicana en el Seminario y otros edificios adyacentes, junto a una parte importante de la población civil.

Franco decide entonces, tras renunciar a atacar Madrid, enviar fuerzas hacia el frente de Teruel, lo que llevaría a una de las mayores confrontaciones de la guerra.

El 31 de diciembre de 1937 las tropas republicanas retroceden a última hora por la carretera de Valencia, lo que coincide con una intensa nevada que paraliza las operaciones militares.

Retomarían la ofensiva el 1 de enero de 1938, bajo unas durísimas condiciones climáticas con temperaturas de 18 grados bajo cero y hay muchas bajas por congelaciones en ambos bandos, tal y como se recoge en la web del Ayuntamiento de Teruel, que ofrece información, fotografías y documentos sobre la Guerra Civil en Teruel.

El 7 de enero el coronel Rey D’Harcourt, al mando de las tropas sublevadas en la capital, finalmente se rindió al no poder soportar el sitio por más tiempo, y los republicanos tomaron todos los edificios que formaban el centro de resistencia mientras que el 8 cederían los refugiados en el Seminario y el Convento de Santa Clara.

El edificio del Seminario, lugar clave de la frenética batalla / AT

La noticia de la conquista de Teruel se celebró como una gran victoria en el bando republicano, porque se interpretaba que habían detenido la ofensiva sobre Madrid y devuelto la iniciativa militar a la República, lo que dio alas a quienes pensaban que el Ejército Popular podía cambiar el curso de la contienda.

Una alegría que duró poco tiempo porque Franco lanzó una importante ofensiva el 17 de febrero sobre la capital que le permitiría el 22 de febrero tomar de nuevo la ciudad.

TERUEL CONMEMORA UNA BATALLA HISTÓRICA

La ciudad celebra hasta el próximo mes de marzo con distintos actos este 80 aniversario, entre los que se enmarca la presentación de ‘Crónicas de fuego y nieve’, un libro editado por Dobleuve Comunicación, en el que Vicente Aupí relata la importancia de esta batalla, vista desde la perspectiva de los corresponsales extranjeros.

Para toda esa generación de periodistas la Guerra Civil fue la «edad de oro» del periodismo de guerra y, al margen de lo que sucedía en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona, Teruel consiguió atraer a los principales reporteros extranjeros como Robert Capa, Ernest Hemingway o Herbert L. Mathews, entre muchos otros.

Aupí, periodista y escritor, ha centrado este libro en la crónicas extranjeras porque le llamaba la atención el poder de atracción que tenía la Guerra, y en concreto la Batalla de Teruel, para los periodistas extranjeros, y el importante eco que tuvo en los periódicos extranjeros.

Soldados republicanos durante la batalla de Teruel / AT

«La Batalla de Teruel tiene unos rasgos épicos» destaca este escritor, una importancia que todavía solo le han dado los historiadores especializados. «La Batalla del Ebro fue más larga y murió más gente, pero cuando Franco reconquista Teruel en febrero de 1938, la guerra estaba decidida» destaca.

Y es que en su opinión «en Teruel se decidió la suerte de la Guerra Civil» en España, en una Europa que «estaba abocada a la Segunda Guerra Mundial».

EL INTERÉS INTERNACIONAL

Y eso explica el interés de los periodistas extranjeros por la Guerra y por lo que pasaba en Teruel. Tanto que incluso dos de aquellos corresponsales, Robert Cappa y Herbert L. Matthews, emprendieron aquella Nochevieja del 37 un viaje de tres días desde Barcelona a Teruel porque no creían que, tal y como había anunciado Franco, hubiera reconquistado Teruel.

Ambos corresponsales quedaron bloqueados en el puerto del Ragudo porque sufrieron los rigores de un invierno especialmente frío y nevado que determinó en buena medida las operaciones militares.

Ese elemento, el intenso frío, ya centró su anterior publicación ‘El General Invierno y la Batalla de Teruel‘ y explica el título de esta publicación, en la que el fuego y la nieve explican la dureza de la guerra en un invierno especialmente duro