El efecto contagio de la inestabilidad política en Cataluña comienza ya a afectar a sus principales clientes, sus comunidades vecinas. Y en especial, a Aragón.

Cataluña, inmersa en la búsqueda de un candidato a president, según las intenciones del bloque independentista que obtuvo la mayoría parlamentaria en las últimas elecciones, sigue siendo un polvorín para el bienestar del resto de España.


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Según un informe del BBVA Research, publicado hace pocos días, se detalla las previsiones de crecimiento para Cataluña durante el presente año, y el siguiente 2019. «Supone que Aragón puede verse potencialmente afectado debido a las relaciones comerciales existentes o la compra-venta de vivienda, por ejemplo», apunta Miguel Cardoso, en declaraciones a El Mundo.

EFECTOS NEGATIVOS

Desde la entidad financiera apuntan que las consecuencias económicas serán evidentes durante este 2018, aunque las comunidades vecinas -Aragón y Comunidad Valenciana- han resistido hasta ahora de manera notable el efecto negativo de la deriva separatista.

La entidad, según sus estimaciones, ha rebajado la previsión de crecimiento de la economía catalana hasta el 2,1%, y para el 2018 se calcula una caída del 2%. Es una reducción de más de 7 décimas en pocos meses.

Principalmente, los efectos negativos de la inestabilidad política -económica y jurídica, por extensión- afectan a uno de los principales sectores de la economía, el turismo. E incluso, al cierre del año 2017, España superó por primera vez el número de 80 millones de turistas, lo que contrastó con la situación negativa de la inestabilidad en Cataluña.

«Algunos indicadores relacionados con la inversión muestran también un menor dinamismo en la parte final del año», ligado a la falta de presupuestos del Gobierno de España. Por ello, apuntan desde BBVA, que está situación lastra la inversión del sector público para impulsar la economía a corto plazo.