El Marketing como se entiende hoy día es muy complejo, con multitud de herramientas e infinidad de estrategias, pero por encima de todo tenemos que tener muy presente que todo se basa en llegar al público y seducirlo para que adquieran el producto que queremos hacerles llegar.

Pueden ser productos de consumo, servicio de cualquier índole y hasta un mensaje de un partido político, lo que tenemos que hacer es seducir a nuestro público objetivo y que en su mente seamos la única opción posible y además hacerles sentir como lo que son, privilegiados por tener ese producto que les hacemos llegar.

En este juego de seducción llamado Marketing, entran en juego varios factores.


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El producto, servicio o mensaje que queremos que resulte atractivo, la estrategia que decidimos utilizar para persuadir, el canal o canales que decidimos valernos de él para llegar a nuestro público, y el sujeto que queremos alcanzar.

Esta combinación debe de ser un equilibrio prácticamente perfecto para que podamos calar en la mente de nuestros clientes al menor coste posible, en recursos económicos y de tiempo.

Llegar pronto, a un coste reducido y hacer que sea la única opción posible en la mente de nuestro público, la meta que deseamos alcanzar.

Hoy día tenemos muchas herramientas en las que podemos apoyarnos para conseguir nuestro propósito.

Tenemos los medios de comunicación tradicionales como son la prensa escrita, radio, televisión, mobiliario urbano, etc y las nuevas tecnologías de la información que principalmente es internet con su multitud de soportes que son la prensa digital, redes sociales, influencers, aplicaciones móviles y el gran papá Google principalmente.

Cuando se consigue una simbiosis perfecta y hemos alcanzado nuestro objetivo, con los recursos mínimos y la opción de nuestro producto es la elegida por el receptor de nuestras acciones, hemos tenido éxito y conseguido seducir a nuestra ‘pareja’ de baile.

Con la enorme variedad de productos y servicios que tenemos a nuestra disposición en el mercado, es fundamental una estudiada, concreta y muy definida estrategia para llegar al público y que no se pierda nuestro producto en el maremágnum de opciones al alcance.

Muchos productos son buenos y otros lo parecen, pero además de ser bueno, hay que parecerlo.

Al adquirir el producto se deben ‘ir a casa’ con el sentimiento de haber hecho una adquisición positiva, de ser unos ganadores, privilegiados por haber tomado esa decisión y poderla disfrutar en todo su esplendor, de esa manera toda campaña, acción, herramienta utilizada serán un éxito para las dos partes de la pareja, el seductor y el seducido, formando una pareja completa y plena.

*Raúl Lloveras es consultor de Marketing y Comunicación