El Ayuntamiento de Zaragoza -gobernado por Zaragoza en Común- impulsa la campaña ‘En Zaragoza, mejor del grifo’ para potenciar el consumo de la red pública de abastecimiento porque, según valora el gobierno de la ciudad, es de calidad.

Y junto a ello, con esta campaña se fomenta el respeto por el medioambiente al generar menos residuo plástico, al tiempo que se promueve la salud.


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Precisamente este viernes se lanza la campaña para elegir la imagen del concurso gráfico ‘En Zaragoza, mejor del grifo’ en la que se apuesta por el fomento del medio ambiente y la salud.

La concejal de Medio Ambiente, Teresa Artigas, ha informado de que la campaña de fomento del consumo del agua del grifo se lleva a cabo porque la calidad ha mejorado notablemente con llegada de aguas del Pirineo y existe «cierto desconocimiento de la excelente calidad del agua en la ciudad».

El incremento de controles -para valorar su calidad-, que han pasado de unos 350 a 1.200, ha sido posible, según ha explicado Alberto Cubero, por la contratación de cuatro técnicos auxiliares, mientras que en la mejora de la calidad han sido más de 200.000 euros los que se han invertido en equipamiento.

Mercedes Navarro, la directora de Instituto de Salud Pública municipal, ha insistido en que los ciudadanos deben saber que existe la posibilidad de controlar de manera gratuita el grifo en los hogares, algo para lo que han recibido 160 solicitudes de las que tan solo en dos casos los resultados han sido de «agua no potable», aunque en ninguno de ellos el problema estaba en la red de abastecimiento, sino en la propia instalación del hogar.

En lo que va de año se han realizado 88 controles en colegios, derivados de 55 quejas ciudadanas, además de las 160 en viviendas particulares.

También ha recordado que la normativa establecía que las inspecciones se debían priorizar en viviendas de antes de 1980, pero ahora no se condiciona.

¿ES DE BUENA CALIDAD EL AGUA?

«La calidad del agua es correcta y entra dentro de los criterios de la normativa y se ha mejorado el sabor, que es lo que provocaba cierto rechazo», ha explicado Navarro.

En cuanto al rechazo al consumo, ha apuntado que se trata de una cuestión organoléptica por el sabor, el olor y el color, pero que no influye en la calidad.

Una de las principales características que se atribuía antaño al agua de Zaragoza era su dureza, algo que se redujo con la traída de aguas de Yesa por tener una concentración menor de sales de calcio y magnesio, que «también daban sabor», ha comentado Navarro.

En este sentido, ha puntualizado que la calidad del agua es «estable» en la ciudad aunque pueden producirse algunas variaciones en determinadas épocas en función del tanto por ciento de agua que se toma de Yesa o del Canal Imperial.