Hace menos de un año. Concretamente, el pasado mes de junio del año 2017, el río Ebro a su paso por Zaragoza dejaba imágenes desoladoras.

Éstas mostraban la cruda realidad de una tierra consumida -durante algunos meses del año- por la sequía.

Desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) aseguraban, por aquel entonces, que el río Ebro, a su paso por Zaragoza, se encontraba en situación de «emergencia».

Por ejemplo, el día 22 de junio, a las 19:13, según los datos de la CHE, el río Ebro a su paso por Zaragoza alcanzó los 0,57 metros de altura. Es decir, hasta la altura de las rodillas.


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Sin embargo, durante estos últimos días puede verse en informativos de toda España el desbordamiento del río Ebro, desde Navarra hasta su llegada a Zaragoza. La realidad, sin embargo, no es la que se está proyectando.

España, debido a su orografía y geografía, padece periodos secos que afectan a las cuencas de los grandes ríos. En el caso de la cuenca del Ebro, los cambios en el aporte de agua son debidos a las distintas variaciones que se producen en la zona del valle del Ebro, en las áreas limítrofes con éste y en los Pirineos.

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, la región media del valle del Ebro es una de las más secas de Europa por estar azotada por un gran número de sequías.

MURCIA RECLAMA ‘SU’ AGUA

Las imágenes emitidas, de pueblos anegados por el agua o granjas desalojadas con cientos de animales, son utilizadas como argumento político.

El presidente de Murcia, Fernando López Miras, dice que «nadie puede entender que el río Ebro haya arrojado al mar en sólo doce horas todos los hectómetros cúbicos que necesitaría Murcia», entre otros políticos del Levante.

Las declaraciones contrastan con la realidad de la cuenca del valle Ebro, y por tanto, con los datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

La situación actual en la cuenca del Ebro, según fuentes de la CHE, es «excepcional» debido al temporal de los últimos días. Y recuerdan, que por la naturaleza del río Ebro, es más habitual temporadas de sequía que de grandes caudales.

De hecho, la grave situación vivida en la cuenca del Ebro -durante junio del año pasado- se tildó de «extrema emergencia» por la sequía. E incluso ese estado de alerta ambiental se mantuvo hasta finales de octubre. Hace menos de 5 meses.

Las imágenes del pasado mes de julio evidencian el grave contraste que vive la cuenca del valle del Ebro, largos meses de sequía con las recientes imágenes del desbordamiento del río Ebro.

El agua llegaba hasta las rodillas en junio de 2017 / Álvaro Sierra

La Basílica del Pilar de Zaragoza, con una desoladora imagen del río Ebro / Álvaro Sierra

No es un parque, es la cuenca del río Ebro en Zaragoza, hace menos de 10 meses / Álvaro Sierra

Un turista se remoja, durante junio de 2017, en el río Ebro en Zaragoza / Álvaro Sierra

Ni una gota de agua por uno de los arcos del emblemático Puente de Piedra de Zaragoza / Álvaro Sierra

El río Ebro, más cerca de una charca que de un río, en junio de 2017 / Álvaro Sierra

La sequía azota el caudal del río Ebro durante largos meses al año / Álvaro Sierra

¿Un estanque? No, es el río Ebro en Zaragoza / Álvaro Sierra