Creer que ellos mismos pueden con todo. Que no necesitan a nada ni a nadie para ser ellos mismos. Ese es el problema de toda empresa o marca.

Pero lo peor de todo, no es que te lo crees que tú sólo puedes con todo. Sino que la gente de alrededor, no diga nada al respecto.

Ver como instituciones y organizaciones empresariales de nuestra Comunidad Autónoma, están lideradas y se basan en esta filosofía, podrán darles beneficios a corto plazo, pero a largo, te aseguro que no será un futuro muy prometedor.

Hasta Google o Apple, colaboran con otras empresas.

¿Y por qué nosotros somos tan chulos que creemos que sólo podemos con todo y con más? Por ego.

Ego, que añadido al miedo que tienen los demás, a decirte que estás yendo por el camino equivocado, te encaminan a un final ‘no muy Disney’.

Muchas de las empresas que actúan así en nuestra Comunidad, ilusionan a la gente, promulgan unos valores que hacen ser mejor a la sociedad, dicen que ayudan a la sociedad a través de iniciativas bonitas y muy coloridas.

«Tenemos miedo a decirle a la marca ‘rey’ que se está confundiendo»

Están muy bien, pero son en el fondo «un caramelo insípido». ¿Por qué?

Porque cuando se entera la gente realmente que lo que dices que haces, a realmente quien eres de verdad, va mucho trecho, la desilusión, el no volver a creer en ti, el no acudir a tus actividades, el boca a boca que se promulgará negativo…

No hará más que expandirse, más rápido que el boca a boca positivo.

Serán una moda, pero no una tendencia. Porque realmente tenemos miedo a decirle a la marca «rey» que se está confundiendo y que así no se actúa.

Queremos cambios en nuestra sociedad, pero cuando vemos los fallos que cometemos y cometen los demás, preferimos mirar a otro lado, porque no queremos problemas.

Utilizamos el branding, no como forma de promulgar nuestra cultura empresarial, de cómo pensamos y de cómo queremos que sea la sociedad, sino realmente la utilizamos para «cegar» a los niños con la Navidad, dejarlos con la boca abierta, pero eso sí, que no piensen.

Si de lo que decimos, a lo que hacemos, va un trecho, ¿qué estamos provocando?

Falsedad, hipocresía, pensamiento a corto plazo en vez de a largo plazo, que los títulos que nos den sirvan bien para tapar los agujeros de nuestra pared y aumentar nuestro CV, pero realmente a veces ni sabemos qué quieren decir.

¿Qué pasaría si viniera una marca que hiciera mejor las cosas que tú?

¿Qué pasaría si vinieran cambios que tú no has detectado, porque te creías el rey del mambo y todos te aplaudían?

¿Qué pasaría si una vez quieres ayuda de verdad, y no te la dan?

Pues que tendrás algunos «incondicionales» que te la podrían dar, pero la gran mayoría de la gente, al ver realmente quien eres, como actúas, tu farsa, te dejarán de lado en los momentos en los que los necesitabas de verdad.

Se habla mucho de herramientas, de liderazgo, de motivación, pero muy poco de valores, tanto en la sociedad como en las empresas.

«La gran mayoría de la gente, al ver realmente quien eres, como actúas, te dejarán de lado»

No hablo de un mundo ideal y lleno de ‘happy flowers’, sino un mundo lleno de coherencia. Para mí el valor más importante que tiene que abanderar una marca o empresa.

Coherencia para hacer lo que dices. Coherencia para reconocer fallos. Coherencia para aceptar nuevas ideas. Coherencia para escuchar a otras personas. Coherencia para descubrir nuevas rutas hacia el éxito.

Basta ya de aparentar algo que realmente no somos.

Te estás pegando un tiro en el pie tú mismo, luego no te quejes si te duele.