Tengo el honor de celebrar el Día de Aragón de 2018 en un año especialmente ilusionante para nuestra Comunidad Autónoma.

Concurren aniversarios de largo alcance que el Gobierno de Aragón está dispuesto a desarrollar con actuaciones y programas muy relevantes para todos los que amamos Aragón.

Este es el año en el que se cumple el Centenario del nacimiento del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, hermoso paradigma estético de nuestra montaña que, además, requiere de toda la atención para que siga siendo un motor de desarrollo sostenible y equilibrado.

Y es el año en el que, por otra parte, se ha de poner en valor el patrimonio cultural e histórico aragonés.

En el séptimo centenario de la creación del Archivo de la Corona de Aragón se hablará del Archivo, y también de los Panteones Reales, elementos esenciales para comprender el modo en que los primeros reyes trasladaron la importancia de la continuidad del linaje como base de la estabilidad del reino recién nacido.

San Juan de la Peña, a cuya roca volverá el Linaje Real después de décadas de ausencia, San Pedro el Viejo y Sijena, tendrán un lugar destacado a través de líneas de acción institucionales, patrimoniales y divulgativas, cuyo colofón será la inauguración en el mes de diciembre de una gran exposición ubicada en la sede del Gobierno de Aragón.

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Lo uno y lo otro son dos inmensos exponentes de la riqueza que atesora Aragón, una riqueza natural y cultural que produce siempre admiración y entusiasmo, y también un indudable sentido de pertenencia.

«Es el año en el que se ha de poner en valor el patrimonio cultural e histórico aragonés»

Nuestro Aragón, el Aragón en el que podemos mirarnos, es milenario, universal, talentoso y brillante. Es exportador de buenas ideas, generoso y siempre cabal.

Mirar con satisfacción a ese espejo de cualidades atesoradas a lo largo de las generaciones, conformadas como acúmulo de experiencias y expectativas colectivas, y hacerlo desde la más absoluta lealtad al marco más amplio de convivencia pactado entre los ciudadanos constituye la esencia del patriotismo bien entendido.

De un patriotismo aragonés que sobrevuela ideas e intereses partidarios.

No en vano, hablar de patriotismo cuando se acaba de celebrar el 40 aniversario de la primera Diputación General de Aragón, cuyo nombre y simbología bebe directamente de aquel glorioso pasado, y hacerlo en el año en que se cumple el mismo aniversario de la votación y aprobación de la Constitución Española, no es circunstancia menor.

40 años de autogobierno dan para mucho. Pero si hay una Comunidad a la que le ha sentado bien la autonomía, esa es Aragón.

El cercenamiento de los derechos y fueros propios a través del Decreto de Nueva Planta propició el inicio de un período de declive para Aragón hasta bien entrado el siglo XX, pero al mismo tiempo podemos decir sin miedo a equivocarnos que el autogobierno y su desarrollo legal y estatutario, procedimental y de garantías, ha inaugurado una progresiva pero continuada evolución ascendente en términos de bienestar y madurez política desde su mismo comienzo.

«Un patriotismo aragonés que sobrevuela ideas e intereses partidarios»

Un camino que hoy hace de Aragón una tierra de prosperidad, de encuentro y de confianza.

Y eso no es baladí en el actual momento de incertidumbre y crisis política generada por el independentismo catalán.

He mantenido y mantengo que, por historia, experiencia y tradición, Aragón es uno de los actores más legitimados histórica y políticamente para servir de referencia en la búsqueda de soluciones a este problema.

Avatares hay sin duda que impiden la complacencia plena.

En los últimos años la crisis económica ha ocupado un lugar fundamental en cualquier tipo de balance. Esa enorme e inesperada fractura rompió proyectos y expectativas para mucha gente, y definió un nuevo orden de prioridades para todos, ciudadanos, trabajadores, familias y administraciones.

Diez años después aquel sombrío panorama ha dado lugar a un más luminoso panorama para Aragón, con unas cifras de crecimiento económico, de creación de empleo y de confianza empresarial muy superiores a los de la media del país.

Este Gobierno se empeñó desde el primer momento en recuperar los servicios públicos para ofrecer a ciudadanos y empresas niveles de seguridad vital y material suficientes como para afrontar sus proyectos con garantías de éxito.


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Un objetivo cuya consecución también ha podido medirse recientemente, siendo Aragón la comunidad con el nivel más alto de gasto social en España.

Sólo así es posible crear las condiciones necesarias para desplegar lo que creo que es una seña de identidad no suficientemente reconocida por nosotros mismos, los aragoneses: nuestro talento y nuestra creatividad.

Queda mucho por hacer, sobre todo en términos de corrección de las desigualdades, y de continua mejora en la prestación de los servicios públicos. O en materias que, como la despoblación, nos preocupan a todos.

«Haremos de Aragón un lugar de futuro capaz de superar el lamento endémico que nos ha acompañado tradicionalmente»

Dicho eso, puedo manifestar un grado de satisfacción razonable respecto del camino que Aragón transita en la actualidad.

Ese camino ha de permitir consolidar lo avanzado para poder mirar con esperanza el futuro. Lo hemos hecho nosotros, sin tratos de favor.

Más bien al contrario, hemos llegado hasta aquí batallando en solitario por defender nuestra especificidad, haciendo del aragonesismo una bandera de justicia y de supervivencia colectiva frente al ninguneo al que parecía relegarnos el progreso.

Nos encontramos en una encrucijada histórica.

No tengo ninguna duda de que, aprovechando las oportunidades que la sociedad del conocimiento nos ofrece, haremos de Aragón un lugar de futuro capaz de superar el lamento endémico que nos ha acompañado tradicionalmente, y de generar ilusión y prosperidad para sus gentes.

Nuestro paisaje, nuestra cultura, nuestra historia constituyen una inagotable fuente de inspiración para afrontar todos los retos que nos quedan por delante.

¡Viva Aragón!

*Javier Lambán Montañés es presidente del Gobierno de Aragón.