Todo ser humano aspira a la felicidad, al estado de grata satisfacción espiritual y física.

Los aragoneses somos los españoles que más gastamos en caprichos y necesitamos disponer de 81.000 euros anuales para sentirnos satisfechos con nuestra vida material.

Para el bienestar emocional necesitamos menos, entre 50.000 y 60.000 euros anuales.


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Tener demasiado dinero, sin embargo, no da la felicidad sino que complica mucho la vida. Lo dice un equipo de psicólogos de una Universidad de Estados Unidos. El nombre de la Universidad es lo de menos porque en todas se realizan estudios e investigaciones muy curiosas.

Si el salario medio de los españoles en el año 2017 fue de 26.500 euros anuales, muy pocos españoles disfrutan de vida satisfactoria en lo material y en lo emocional.

En el caso de los jubilados aún es peor, pues la pensión media el año pasado fue de unos 13.000 euros, de lo que se deduce que no hay un jubilado feliz ni en lo material ni en lo emocional.

Los que sí pueden sentirse satisfechos en nuestro país en el aspecto emocional son los políticos.

Por ejemplo, Mariano Rajoy con un sueldo de casi 80.000 euros anuales, Soraya Sáenz de Santamaría con 75.000 euros y los ministros con unos 70.000 euros.

Pero entre los políticos, la más feliz en lo material y en lo emocional tiene que ser Ana Pastor, a la que se le estiman unos ingresos anuales de 195.000 euros.

Otros políticos muy felices son García-Escudero, 177.000 euros, y los presidentes autonómicos.

Javier Lambán, de Aragón, cumple con la condición económica para ser feliz en lo material y mucho más en lo emocional, con unos ingresos en torno a los 81.000 euros anuales.


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Senadores y diputados no se llevan a casa menos de 50.000 euros anuales entre salario y otras bicocas.

De todo ello hay que deducir que los políticos gozan de suficientes razones económicas para sentirse felices mientras que el salario mínimo en España es de 10.000 euros anuales, con el que es imposible sentir felicidad o satisfacción alguna.

A pesar de este estudio, según encuestas del CIS, los españoles califican su felicidad personal con una nota de 7,73 entre el 0 y el 10, los que se consideran muy felices forman el porcentaje del 32% de la población, que no es poco, y solo el 4% se considera muy infeliz.