El Departamento de Sanidad en Aragón ha puesto en marcha una campaña de prevención, dirigida principalmente a gente joven, con el objetivo de concienciar sobre la importancia de mantener relaciones sexuales seguras.

“No bajes la guardia y vive el sexo sin arriesgar tu futuro”, puede leerse entre los materiales de una campaña que insiste en la necesidad de prevenir las enfermedades de transmisión sexual con el uso del preservativo.


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En el trasfondo de esta iniciativa de índole sanitaria late una realidad preocupante: la comunidad aragonesa registró un total de 479 casos de infecciones de transmisión sexual durante 2017.

De estas reseñadas, la más frecuente ha sido la provocada por la Chlamydia Trachomatis, con 191 casos, seguida de la sífilis con 145, la infección gonocócica con 126 y el Herpes simple con 17.

La preocupación en el Departamento viene no tanto por el número, que también, sino por el crecimiento, paulatino y sostenido que se viene detectando de estas infecciones en Aragón, desde finales del pasado siglo hasta hoy.

Así, por citar dos datos comparados: en 1996 se notificaban en la Comunidad Aragonesa 7 casos de Sífilis frente a los 145 del año 2017, y 5 infecciones gonocócicas en el año 1996, frente a las 128 reseñadas también en el 2017. Los datos son así de concluyentes.

Es cierto, y los expertos así lo señalan, que parte de este incremento puede deberse a la mejora de las técnicas diagnósticas.

Sin embargo, hay que reconocer que las enfermedades de transmisión sexual siguen estando presentes en nuestra sociedad, quién lo diría con lo bien preparada y formada que ésta se muestra en otros ámbitos, con una mayoría, el 65% de los casos, en población masculina, y de adultos jóvenes, entre 25 y 34 años.

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un importante problema de salud pública, tanto por su magnitud como por sus complicaciones y secuelas, si no se realiza un diagnóstico y tratamiento precoz. Así lo señala el Boletín del Sistema de Información Microbiológica de Aragón (SIM).

Las ITS pueden dar lugar a enfermedades crónicas, complicaciones durante el embarazo, infertilidad, cáncer genital y se pueden transmitir de madre a hijo durante el embarazo y el parto.

Por eso, su diagnóstico y tratamiento es fundamental, así como fomentar estrategias de prevención y control con intervenciones que deben basarse en la educación sanitaria y promoción del sexo seguro con el uso del preservativo, la detección de las infecciones asintomáticas, el diagnóstico y tratamiento precoz y el tratamiento y consejo de las parejas de pacientes con ITS, señala también el citado boletín.


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Y aquí, de nuevo, desde la Dirección General de Salud Pública, vuelve a destacarse el uso del preservativo como la principal forma de prevenir estas patologías. En materia de profilaxis parece claro. Pero también los expertos hablan de educación sanitaria, y quiero pensar que en ella incluyen la educación sexual.

Tal vez, estos datos que estamos comentando, puedan reflejar también en este ámbito de la educación y de la formación, que no todo se soluciona con la promoción de sexo seguro, sino de una vida sexual acorde con unos valores que también la impregnan, y que también hay que transmitir a los jóvenes.

Es lo que se echa de menos en este tipo de campañas, muy orientadas a medios muy concretos, pero que olvidan que la realidad es mucho mayor y más compleja. De ahí que la banalización se adueñe y se olvide lo fundamental, que la sexualidad es mucho más que sexo seguro.