Nueve rutas slow driving se sumarán a las siete ya existentes para que los viajeros que lleguen a Aragón las recorran «a su ritmo», con «la predisposición a dejarse sorprender» por los lugares más recónditos y escondidos de la región.

Las primeras rutas slow driving nacieron el año pasado como un proyecto pionero en España y, tras comprobar que han sido «todo un éxito», se renuevan ahora con la vista puesta en FITUR, donde este nuevo modelo será protagonista en el pabellón de Aragón.


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«Solo acabamos de empezar. Nos queda todavía mucha carretera», ha anunciado hoy el consejero aragonés de Vertebración del Territorio, José Luis Soro.

El turismo ‘slow driving’, un término con el que están más familiarizados en otros países de Europa, se basa en rutas principalmente por carreteras secundarias, a ritmo lento para conocer los pueblos, los paisajes o el patrimonio más oculto o desconocido.

LAS RUTAS

En el caso de Aragón, que se ha convertido en «referente» y «ejemplo» de otras comunidades autónomas, se utiliza este concepto para para vertebrar el territorio, desestacionalizar el turismo, aumentar la estancia media de los visitantes, crear nuevos flujos en lugares con menor afluencia o generar oportunidades de empleo respetando el medio ambiente.

Hasta ahora existían siete rutas que invitaban a revivir la historia del antiguo Reino de Aragón, a descubrir los secretos del Prepirineo, la Ruta de los Castillos, la del Corazón del Moncayo, la de los Montes Universales o la de los Puertos del Silencio, entre las agrestes tierras del Maestrazgo turolense y la comarca de Gúdar-Javalambre.

A ellas se unen este año rutas como las de Maravillas de Tena y el Serrablo, centrada principalmente en las iglesias de esta zona del Pirineo, o la de la Senda de Ordesa, en la que senderismo y «slow driving» se entremezclan dentro del Aragón más salvaje.

La Ruta Pirineo Salvaje hace un recorrido por algunas de las cumbres más altas, mientras que la del Prepirineo Insólito recorre la «historia natural escrita en roca» de las comarcas de Sobrarbe y Ribagorza.

Ya en las zonas bajas de Aragón, la Ruta del Desierto y las Cartujas ofrece la posibilidad de disfrutar de la flora y fauna esteparia, junto a historia, tradiciones, gastronomía y cultura; y la Ruta Ebro, Goya y Vestigios de la Guerra hace un recorrido desde la casa natal del pintor en Fuendetodos, las huellas del desastre civil en Belchite, hasta la ribera.

La Toscana Aragonesa es el nombre que recibe la ruta por la comarca del Matarraña, referente en el relax, la desconexión y la belleza del paisaje mediterráneo.

La Ruta Rincones Mágicos de Teruel aúna la Semana Santa del Bajo Aragón, la cultura minera, la geología o el legado del cineasta Luis Buñuel, mientras que la del Agua y el Mudéjar tiene como escenario la zona de Calatayud, con su patrimonio y el uso del agua como elemento de salud.