Acabamos de celebrar el 40 aniversario de la Constitución Española, el salvoconducto que nos ha permitido pasar a ser una de las democracias más avanzadas y disponer de un elenco de derechos y libertades que han permitido disfrutar de un modelo de convivencia y estabilidad como el que nunca vivió este país tanto tiempo seguido.

Pero su celebración, que debiera ser un motivo de honor colectivo, se ha visto empañado por varios fenómenos que arrancaron con la crisis económica y que está teniendo efectos en forma de desigualdades, efectos dramáticos en cuanto a la inseguridad y en cuanto a la quiebra de confianza que está experimentando el sistema democrático en toda Europa.

Y esto está haciendo que parezca que viejos demonios familiares, que creíamos definitivamente enterrados en el baúl de los recuerdos, estén aflorando otra vez. 


Publicidad


Hablo de populismos, hablo de nacionalismos, hablo de xenofobia, hablo de la ruptura del equilibrio y de algunos intentos de volver a reabrir el libro de la Historia, de volver a no dar por zanjadas cuentas que los constituyentes dieron por zanjadas, y hablo también del problema suscitado en Cataluña y que es un problema de España en su conjunto.

En este momento, en el que hay quienes están poniendo en cuestión la Constitución y la unidad de España, a nadie le concierne tanto empeñarse a fondo en la defensa de ese ordenamiento como a Aragón, que no solo es constitutiva sino constituyente de España.

La forma de defender la unidad de España y la Constitución frente a “cánceres como el separatismo catalán pasa por un combate inmisericorde por la vía de la política, de la ley, la cultura y la verdad.


Publicidad


«La forma de defender la unidad de España pasa por un combate inmisericorde por la verdad»

La historia no da derechos, pero sí es un elemento constitutivo fundamental de lo que somos como sociedad y, aunque en ocasiones pueda utilizarse para manipular o dividir, también sirve para fines nobles cuando se pone al servicio de la convivencia, de la paz, de las libertades y de los derechos.

Y eso es lo que ha tratado de hacer el Gobierno de Aragón con la exposición “Panteones Reales” que se muestra en la Sala de la Corona del Edificio Pignatelli, sede del Gobierno, hasta el 31 de marzo.

Esta exposición culmina una serie de actos celebrados el pasado año y que comenzó con la visita a San Pedro el Viejo en Huesca, panteón de Alfonso I el Batallador y de Ramiro II el Monje.

Asimismo, hemos prestado una atención especial al Monasterio de Sijena donde temporalmente reposaron los restos de Pedro I.

Este monasterio ha adquirido un valor simbólico fundamental para nuestra Comunidad Autónoma porque se ha convertido en símbolo de la dignidad de los aragoneses ante la vesania y arbitrariedad de nuestros vecinos del este, regateándonos la posesión de unas piezas que por justicia y por verdad e historia nos pertenecen.


Publicidad


 

En junio también tuvo lugar, en el Monasterio de San Juan de la Peña, uno de los actos más entrañables y emotivos que he vivido como presidente, la reinhumación de los primeros reyes de linaje aragonés, de los restos de Ramiro I Sancho Ramírez y de Pedro I y sus familiares”.

«A veces da la sensación de que el independentismo catalán para existir y para poner fundamento a su relato falso tiene que borrar a Aragón de la Historia»

Esta y otras acciones llevadas a cabo con el patrimonio y la cultura e, incluso mi felicitación de Año Nuevo editado como un calendario con diferentes textos que ilustraban sobre nuestra historia, tratan de rendir homenaje a la verdad y, de paso, alimentar nuestro legítimo orgullo de pertenecer a una comunidad política milenaria, que se proyectó siempre hacia el exterior y hacia el futuro y que estuvo en el origen de grandes creaciones políticas como la Corona de Aragón o el propio Estado español.

Y, además, nos da argumentos y armas para tratar de desmontar la mentira, la manipulación y la tergiversación sobre la que algunos generan relatos tendentes a destruir la unidad de España, alterar la Constitución y a destruir el mejor legado que cabe defender que es el de la transición.

A veces da la sensación de que el independentismo catalán para existir y para poner fundamento a su relato falso tiene que borrar a Aragón de la Historia. Y nosotros no estamos dispuestos ni a que borren a Aragón de la Historia ni a que, sobre relatos falsos, destrocen la unidad de España que es un buen político supremo en sí mismo.

El calendario, que ha sido ampliamente demandado por ciudadanos de Aragón y otras comunidades, también hace una contribución a la verdad en lo que es la historia de Aragón en relación con lo que el independentismo catalán quiere hacer de la Historia de Aragón, como así se recoge en textos que hemos seleccionado de ilustres autores y colocados de un modo breve y ameno, mes a mes.

*Javier Lambán Montañés es Presidente de Aragón