En 1.900 la provincia de Guipúzcoa tenía 196.000 habitantes. Y la de Teruel 252.000. Ahora ellos son 718.000 y nosotros 135.000. ¿Por qué?

Porque allí se ha incrementado la actividad económica y el empleo. Y aquí ha disminuido. Y porque esos territorios -y sus emprendedores y empresarios- han estado apoyados política y económicamente. Y nosotros no.


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La situación de la provincia de Teruel a día de hoy es la que es: cada mes perdemos 100 habitantes. Sólo 3 de cada mil españoles y 96 de cada mil aragoneses vivimos en Teruel. Nuestro capital humano es el qué es y nuestro producto interior bruto representa más o menos el 3 por mil del PIB de España aunque nuestro territorio es el 3 por cien del país.

La lista podría ser interminable pero el diagnóstico territorial de Teruel sería el mismo: poco peso económico y social en el conjunto nacional. Y por lo tanto: poca rentabilidad política.

Pero más allá de parecer ésta una crónica en negativo, mi objetivo es seguir reivindicando a Teruel como un territorio de oportunidades de todo tipo. El reto es que otras instituciones se lo crean de verdad y gestionen sus recursos en consonancia. Y consignen las políticas correctas y las partidas presupuestarias que lo hagan posible.

«Mi objetivo es seguir reivindicando a Teruel como un territorio de oportunidades de todo tipo»

Lamentablemente, ni el Gobierno regional ni el central nos dan esperanza en este sentido. Lo malo es que históricamente, ninguno de los dos poderes ha atendido sus históricas y justas reivindicaciones logrando sino la igualdad sí la equidad.


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Cada mañana nos levantamos con un sobresalto acerca de la merma de servicios, la reducción de infraestructuras (véase que los tamagochis no serán sustituídos por trenes “normales” hasta 2021), la falta de médicos rurales

O un sin fin de varapalos que impiden participar activamente en la recuperación de la provincia y subsanar su histórico atraso.

Desde mi partido, el Partido Aragonés, siempre hemos recordado la obligatoriedad de cumplir con nuestro Estatuto de Autonomía que se establece que todas las personas tienen derecho a acceder a los servicios en condiciones con independencia de su lugar de residencia.

Pero sin duda, el mayor reto al que nos enfrentamos en estos momentos es que esa pérdida de población incesante (1.000 habitantes en el último año) nos pueda abocar a la pérdida de representación en las Cortes de Aragón donde se ejerce la función legislativa de la Comunidad, se aprueban los presupuestos o se impulsan medidas en el territorio.

«Esa pérdida de población incesante nos pueda abocar a la pérdida de representación en las Cortes de Aragón»

Ante la posibilidad de que Teruel pierda en estas próximas elecciones un diputado autonómico (serían 13, que es el mínimo posible) desde la Diputación de Teruel hemos levantado la voz junto a la Diputación de Huesca alertando de esta nueva discriminación e instando a abordar este problema de manera consensuada.


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Mi compromiso personal en defensa de los intereses de la provincia de Teruel es contundente: deben aplicarse criterios de solidaridad y equilibrio territorial. Y evitar que no aumente más la brecha de la representación política entre la gran ciudad y el resto del territorio. Ya que la supremacía de Zaragoza sobre Huesca y Teruel solo acentúa, y acrecienta, los desequilibrios, la falta de oportunidades, la discriminación y la  política de oportunismo.

Por ello, no sería descabellado plantear un modelo similar al fijado en Comunidades Autónomas como el País Vasco, donde cada provincia tiene el mismo número de representantes en el Parlamento y donde además hay una efectiva descentralización administrativa  del Gobierno.

Los grupos parlamentarios deben modificar las leyes necesarias para abordar con garantías la redistribución de diputados por provincias de cara a abrir un período de reflexión acerca de medidas reales de corrección de desequilibrios políticos y territoriales.


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Con el fin de que la composición del Parlamento aragonés no siga abriendo una mayor brecha de representación política basada sólo en criterios de población.

Creo que sólo de esta forma, legislando, el consenso y la sensibilidad de parlamentarios, provincias y responsables políticos, la provincia de Teruel puede sobreponerse a esta circunstancia que simboliza la lucha de una provincia por no desaparecer.

*Ramón Millán es el presidente de la Diputación Provincial de Teruel