Nunca se había relatado con tanto detalle el accidente de un montañero al caerse un alud de manera sorpresiva. En el grupo de Facebook ‘Amig@s del Pirineo’, el montañero Josep Formatger, explicó lo sucedido el pasado sábado: «Me pilló un alud«.


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«Os voy a contar lo que me pasó este sábado. Me considero una persona prudente, a veces demasiado pero que le vamos ha hacer; nunca sé es lo bastante. Al grano. Este sábado me pilló un alud. Sí, aquello que todo el mundo sabe que existe pero que como que no va con él. Pues esta vez sí que fue conmigo«, explica el montañero.

«Después de evaluar el sitio por donde bajar, la cagué. Es verdad que las consecuencias no fueron nefastas, un buen revolcón, un buen susto, y lo mejor aún, una buena experiencia de vida. Valga decir que cuanto menos de éstas mejor».

«Me gusta documentarme sobre este tema, sobre seguridad en montaña, y os aseguro que lo vivido supera con creces todo lo que puedas haber leído y visto. Vi un descenso factible después de valorarlo. Primer giro, miro de reojo (como suelo hacer siempre) y bien. Segundo giro, miro de reojo y veo partirse una placa de nieve encima mío al unísono con los gritos de mis dos acompañantes», detalla.

«Intenté escaparme tirando hacia abajo y hacia un lateral pero nada, la nieve me barrió sin darme tiempo a hacer nada más y me arrastró hasta abajo del todo. Solamente recuerdo descender si saber lo que se me podía venir encima, intentando sacar la cabeza hacia arriba: vaya en una sola palabra, sobrevivir. Parece melodramático, pero es así», cuenta.


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«Fueron unos segundos de incertidumbre en los que no pensé nada más en flotar y flotar y no hundirme. Por fin paré y estaba en la superficie, sano y salvo. No fue mi hora,
respiré hondo y chillé».

«Antes de empezar la travesía uno de mis acompañantes preguntó: cogemos el ARVA?. Mi respuesta fue tajante: sí, siempre tiene que llevarse, y más en un medio que no dominamos nosotros mismos. Salgamos equipados a la montaña porque en eso nos va la vida, la nuestra y la de nuestros acompañantes. No menospreciemos la seguridad, y recordad que saber tirar hacia atrás no es síntoma de cobardía sino de madurez».