Desde hace ya varios años llevo observando un creciente interés por parte de ciertos partidos políticos por impulsar el patrimonio lingüístico Aragonés.

Un objetivo en principio lícito que, sin embargo, está pasando extrañamente desapercibido por la mayoría de los Aragoneses; tal y como he podido comprobar en numerosas ocasiones cuando he sacado el tema a relucir en conversiones con amigos y familiares.


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Y es que resulta cuanto menos extraño que, a una iniciativa, a priori, tal buena para Aragón como es la de defender su patrimonio, en este caso de sus lenguas, se le esté dando tan poca publicidad.

¿No será quizás que el objetivo que se persigue con todo esto no es tan inocente como en principio podría parecer y de ahí que no interese mucho promocionarlo?

Últimamente hemos podido observar pequeños e inocentes detalles encaminados a la normalización del llamado ‘aragonés’ en Aragón. Detalles que en principio pueden pasar desapercibidos pero que no por ello dejan de ser importantes.


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Por ejemplo carteles de las Fiestas del Pilar con pequeños textos escritos en este idioma, placas de varias calles de Zaragoza con el nombre rotulado también en aragonés o tres carteles que se colocaron en Huesca para dar la bienvenida a la ciudad, primero en Aragonés y después en Castellano, al módico precio de 2.334€.

Detalle éste último que recuerda mucho a los años en que esto mismo se empezó a hacer en Cataluña, bastante antes de que Cataluña terminase tal y como está ahora.

En 2009 se aprobó la ‘Ley de Lenguas de Aragón’ la cual posteriormente ha sufrido varias modificaciones. Esta ley entre otras cosas establece el aragonés y el catalán como lenguas propias de Aragón.

Un hecho que en mi opinión, y dada su importancia, bien se merecería varios titulares en la prensa, o en la televisión autonómica.


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Sin embargo, años después de haberse aprobado esta ley, aún sigo comprobando cómo mucha gente con la que hablo se sorprende o incluso no llega a creerse que exista una ley así en Aragón.

Esto para mi tiene dos explicaciones: La primera la remarcaba al principio de mi comentario y es que a estas reformas no se les está dando ningún tipo de publicidad, sencillamente porque no interesa que la tenga.

«Sigo comprobando cómo mucha gente con la que hablo se sorprende o incluso no llega a creerse que exista una ley así en Aragón»

Y la segunda es que no veo a la gente salir a las calles pancarta en mano a reivindicar que se pueda hablar el aragonés y menos el catalán en Aragón, sencillamente porque es un tema que a nadie interesa.

Pero entonces ¿a quién interesa todo esto?. En mi opinión el único interés de todo esto es un interés político.

Porque, para empezar, ¿qué es el idioma aragonés, y que pinta el catalán en Aragón? Realmente estas dos lenguas que figuran en la Ley de Lenguas de Aragón no son más que dos lenguas inventadas que tratan de unificar y encorsetar de alguna manera la verdadera variedad de lenguas que sí se hablan en Aragón y que son las que realmente representan la riqueza lingüística de nuestra tierra.

Fabla, Chapurriau, Ansotano, Cheso, Aragüesino, Aisino, Jaqués, Bergotés, Chistabino, Fovato y otros más que me olvidaré seguro. Todos estos son dialectos de Aragón; son la verdadera riqueza lingüística de Aragón.

Sin embargo no veo en ningún sitio que se refieran a ellas a la hora de reivindicar nuestro patrimonio lingüistico. Lejos de esto, lo que se pretende más bien es echar por tierra toda esta riqueza unificándolo todo en estos dos idiomas que figuran en la Ley de Lenguas: aragonés y catalán.

La explicación, desde mi punto de vista, es bastante sencilla; es mucho más fácil gestionar dos lenguas que un montón de dialectos minoritarios. Y más aún si una de esas lenguas ya se habla en Cataluña, o como dirían los catalanistas, ya se habla en Cataluña, Baleares y Comunidad Valenciana, es decir ya se habla en el resto de lo que ellos llaman «Els Països Catalans»

«Fabla, Chapurriau, Ansotano, Cheso, Aragüesino, Aisino, Jaqués, Bergotés, Chistabino, Fovato y otros más son dialectos de Aragón; son la verdadera riqueza lingüística de Aragón»

El último paso al respecto ha sido la creación de La Academia Aragonesa de la Lengua, cuyo objetivo es: «establecer normas referidas al uso correcto de las modalidades lingüísticas propias de Aragón y tratar de unificar la multiplicidad de grafías actuales»

Es decir que un comité de «expertos» en la materia (a saber quién hablará ninguna de dichas lenguas) le va a explicar a la gente que lleva generaciones hablando su lengua natal cómo debe de hablarla correctamente.

Y ya de paso se pretenderá inculcar estas lenguas a gente que como yo nunca las ha hablado, ni las siente como propias.


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Lo que les importa a los políticos que nos gobiernan no es que estos dialectos perduren, no es que la gente que sigue hablando estos diferentes dialectos puedan seguir hablándolos en un futuro.

Lo que realmente pretenden en mi opinión es poner la semilla para poco a poco situar a Aragón en la misma situación de «ventaja» que las diferencias identitarias han permitido tanto a Cataluña como a País Vasco exigir cada vez más competencias al gobierno central.

Esto último se entenderá mejor si se pone en contexto recordando otra ley aprobada en las Cortes en 2018, encaminada al mismo objetivo, La Ley de Derechos Históricos de Aragón en la que, entre otras cosas, Aragón claramente se reivindica como nación.

Quizás nuestros políticos deberían ya dejar de «jugar» a estos juegos tan peligrosos y empezar a mirar más por los verdaderos problemas que preocupan a los aragoneses.

*Ricardo Gil es Ingeniero Técnico Industrial