Sucedió el pasado lunes en torno a las 20:30 horas de la tarde. Un hombre era detenido en la localidad zaragozana de Cuarte de Huerva tras ser denunciado por sus vecinos por disparar presuntamente con una carabina de aire comprimido y herir accidentalmente a uno de ellos.


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Según declaró la familia de la víctima, se encontraban jugando a las cartas en el porche de su casa y escucharon dos pequeñas detonaciones. En el informe policial al que ha tenido acceso este periódico, la familia asegura que vio cómo el vecino de la vivienda de enfrente estaba apuntando con un arma hacia la pared que linda con su vivienda.

En ese instante observaron cómo se producía un tercer disparo, momento en el que uno de los hijos de la familia, menor de edad, se echó repentinamente la mano a la cabeza y comenzó a sangrar.

Tras el impacto, sus familiares comenzaron a gritar e increpar al presunto autor de los disparos. El propio joven herido, viendo que su vecino parecía intentar ocultarse se dirigió varias veces hacía él gritándole “te hemos visto, no te escondas”.

Los padres de la víctima llamaron a la policía el pasado lunes para denunciar los hechos mientras los agentes comprobaban que a pesar de la abundante sangre de la víctima la herida no revestía gravedad.

No obstante, la madre del joven de 14 años acompañó a su hijo al Hospital Universitario Lozano Blesa donde fue curado de una brecha en la cabeza causada, al parecer, por el impacto de un balín metálico.

DISPARABA A LOS PÁJAROS

Cuando los agentes se personaron en la vivienda del pregunto agresor que, según el informe policial, presentaba síntomas de embriaguez, éste les explicó que estaba en su porche y que había disparado con su arma de aire comprimido “a los mirlos y los cuervos” que se encontraban en su finca.

Dicha carabina fue entregada voluntariamente por su propietario a los agentes que la trasladaron al depósito de armas y detuvieron al hombre por un delito de lesiones.

Según el informe policial, uno de los balines disparados pudo haber traspasado el seto del muro perimetral de su finca pudiendo así haber llegado hasta la casa de sus vecinos e impactado parcialmente en la cabeza de uno de ellos.


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Según fuentes policiales, el detenido, de 56 años de edad y padre de familia, explicó que tenía un negocio con varios empleados y que, sin ningún ingreso, no sabía cómo hacer frente a la actual situación tras este parón laboral provocado por la pandemia.

“Tengo una familia que alimentar y no se cómo salir adelante”, explicaba a los agentes el detenido mientras era trasladado a dependencias policiales donde pasó noche en el calabozo y fue puesto en libertad con cargos al día siguiente.