La historia de Aragón está vinculada directamente con el impulso financiero y social de Ibercaja. Desde sus orígenes, el fuerte compromiso con las personas, la sociedad y los territorios donde desarrolla su actividad ha sido una constante, y así lo ha demostrado durante sus cerca de 150 años de historia

El origen de Ibercaja es aragonés, con su sede central en Aragón, en Zaragoza concretamente, y con ello todo lo que conlleva: en pago de impuestos, en creación de empleo, en el apoyo a las empresas, patrocinios deportivos, culturales, etc. 

Ibercaja ha apoyado los proyectos vertebradores más relevantes de nuestra región, su red de oficinas llega a numerosas pequeñas localidades del mundo rural donde no han llegado otros bancos nunca y donde se ha especializado dando una atención personalizada al tipo de necesidades de cada zona. Además, a través de la Obra Social, durante el tiempo que fue Caja de Ahorros y, a día de hoy a través de las Fundaciones Accionistas, desde que se constituye como Banco, se despliegan numerosas actuaciones de compromiso social, cultura y desarrollo profesional. El motivo que impulsa y mueve toda ello es el propósito corporativo de Ibercaja: «Ayudar a las personas a construir la historia de su vida, porque será nuestra historia».

EL COMPROMISO CON EL TERRITORIO

Ibercaja Banco desarrolla un modelo de banca con una gran sensibilidad social y comprometida con el desarrollo sostenible de los territorios donde está presente, teniendo muy en cuenta la preservación del planeta. Su objetivo es generar valor para toda la sociedad. Ibercaja, para ello, se compromete a contribuir al desarrollo sostenible del territorio, apoyando al tejido productivo y estableciendo canales de colaboración y diálogo con los agentes locales.

El compromiso de Ibercaja Banco y su ADN aragonés lo despliegan en colaboraciones y acuerdos con instituciones públicas y privadas, como es el caso del acuerdo de colaboración que desde hace tantos años tiene con Cámara de Comercio.

La implicación de una entidad como Ibercaja y su contribución al desarrollo del territorio donde está implantada supone una mayor cercanía y proximidad a su sociedad y a sus ciudadanos, un mayor conocimiento de lo que pasa en este entorno y, a la larga, la sinergía fiel con una misma cultura territorial que facilita la fidelidad con el territorio. Esta vinculación, de la que Ibercaja lleva cerca de 150 años en el territorio aragonés, sigue estando en plena sintonía con las demandas de Aragón.