Para vivir en un castillo no es necesario haber nacido en la Edad Media. Al menos cuando se tiene cerca Grisel, una localidad muy próxima a Tarazona. La fortaleza que la custodia no solo se puede visitar, sino que también se puede alquilar para pasar un fin de semana medieval.


Publicidad


Como quien alquila una casa rural para sus vacaciones con familia o amigos, el castillo de Grisel está disponible para este tipo de uso turístico. Se trata de un conjunto construido en el siglo XIV en estilo gótico que todavía conserva sus elementos originales.

Hace varias décadas, la familia Zueco compró el castillo para restaurarlo y dedicarlo a fines turísticos. Después de 30 años de rehabilitación, la fortaleza abrió sus puertas en 2014 con una imagen renovada, pero manteniendo su esencia original.

Desde entonces, el castillo de Grisel no para de recibir huéspedes que, aunque sea por una noche, quieren sentirse auténticos reyes y reinas. Las habitaciones se pueden alquilar por separado, como si se tratara de un hotel. Pero la verdadera experiencia es hacerse con la fortaleza entera.

Las reservas se pueden realizar por correo electrónico (castillodegrisel@gmail.com) o por teléfono (669 49 21 58). Conforme aumenten los aforos permitidos para las reuniones, se ofrecerán promociones y precios especiales para el alquiler completo a grupos de mayor tamaño. Por el momento, quienes quieran disponer de la instalación al completo deberán alquilar todas las habitaciones, cuyos precios van desde los 65 hasta los 220 euros la noche.

El castillo dispone de ocho dependencias temáticas, todas ellas con baño. Hay una que destaca entre las demás, la suite de lujo, con 70 metros cuadrados más 40 de terraza. El resto de las habitaciones se dividen entre tres dobles, dos estancias dobles con terraza y dos suites más de grandes dimensiones, donde caben más de dos personas.

Aunque sea una construcción medieval, durante la estancia en el castillo de Grisel no será necesario salir a cazar o hacer una hoguera para cocinar. El edificio tiene cocina equipada con todo tipo de electrodomésticos.


Publicidad


Tampoco habrá que comer con las manos porque hay vajilla y lo más parecido al medievo que se puede hacer es asar carne en la barbacoa, que está instalada en el patio de armas. El resto de la superficie del castillo lo completan un salón común de 90 metros en la primera planta y otro de 60, en la segunda.

Las reservas del castillo se hacen de forma personalizada, tras comentar con los responsables las necesidades y características del grupo. Por seguridad y para preservar el buen estado de conservación del inmueble, no se permiten fiestas ni despedidas de soltero.

El mayor exceso podría ser la experiencia medieval que, actualmente, por las restricciones de la covid, no se está ofreciendo. La actividad consiste en alojarse una noche en el castillo, incluyendo una cena con productos de la tierra y con los comensales vestidos de época. Junto con una visita guiada por todas las dependencias, los huéspedes pueden elegir entre varios modelos de ropa para engalanarse para la cena.

El castillo también se puede alquilar para reuniones de trabajo, actividades de convivencia o incluso bodas y grandes eventos, cuando las circunstancias lo permiten.


Publicidad


Por el momento, las puertas de esta fortaleza están abiertas para quienes se atrevan a pasar una noche como dueños y señores del castillo. El primer reto, enterarse bien de qué llave abre cada puerta y, avisados quedan, no son pequeñas.