En el siglo XIX un aire renovador recorría Zaragoza. Siguiendo la estela de otras capitales europeas, en la capital aragonesa comenzaron a gestarse planes para esponjar el Casco Histórico de la ciudad y crear arterias más grandes respondiendo al urbanismo que comenzaba a extenderse por el resto del Viejo Continente, sobre todo tras la renovación realizada por Haussmann en París durante el II Imperio.

Una tendencia que llegó hasta los años 70 del siglo XX, con proyectos como la Avenida de César Augusto, o la fallida prolongación del Paseo de la Independencia hasta la plaza del Pilar, que permitió abrir calles más amplias, a costa de que desaparecieran calles y cientos de edificios, entre los que también había palacios e iglesias. Sin embargo, existen a día de hoy cuatro calles que consideramos esenciales en nuestra vida urbana que hasta hace pocas décadas no existían en Zaragoza.

1. CALLE ALFONSO I

Calle Alfonso I

La apertura de Alfonso I permitió comunicar el Coso con el Pilar / Lucien Roisin / GAZA

La calle Alfonso I es una de las calles más representativas de la Zaragoza actual. Pero no siempre existió. La calle, tal cual la conocemos hoy, fue construida entre 1865 y 1867 para descongestionar el entramado urbano de esta zona de la ciudad, y de paso, abrir una vía recta que comunicara el Coso con la Plaza del Pilar, dando protagonismo a la cúpula central de la basílica, a la par que se dotaba a la burguesía de la ciudad de una zona en la que vivir y abrir negocios.

La elaboración del proyecto fue encargada al arquitecto José de Yarza Miñana, y al frente de la alcaldía estaba Antonio de Candalija. Para abrir la calle Alfonso (antigua calle del Trenque), hubo que expropiar y derribar decenas de edificios para abrir la calle y unificar las fachadas, dotándola del aspecto que se mantuvo prácticamente intacto hasta los años 60, cuando algún edificio original fue sustituido para levantar construcciones como la que acogieron durante décadas los grandes almacenes Gay.

2. CALLE DON JAIME I

Creación de la calle Jaime I de Zaragoza

Vista de la calle Don Jaime en 1910 / Proyecto GAZA

La calle Don Jaime I es la otra calle de referencia del Casco Antiguo. Comunica el Coso y Plaza de España con la Plaza del Pilar, el Puente de Piedra y la Margen Izquierda. Conocida todavía por muchos como la calle de San Gil, esta calle tiene su origen en el cardus, una de las dos grandes vías de la Caesaraugusta romana.

Hasta que la calle fue reformada y unificada por el arquitecto municipal José de Yarza en 1861, la calle estaba dividida en trechos. De hecho, hasta el siglo XVIII, la parte más cercana al Coso no tenía salida. Con la reforma del siglo XIX, proyectada prácticamente a la vez que la de la cercana calle Alfonso, se demolieron varios edificios para unificar la calle, incluyendo la iglesia de San Pedro.

3. CALLE SAN VICENTE DE PAÚL

Calle San Vicente de Paúl

La construcción de San Vicente de Paúl se llevó por delante más de 150 edificios / GAZA

San Vicente de Paúl es la última de las grandes calles abiertas en su totalidad para atravesar el Casco Histórico de norte a sur. Aunque era una vieja aspiración municipal, y tuvo sucesivos intentos, no fue hasta el año 1939 cuando se procedió a la obra. Para conseguir que esta vía fuera una realidad, se tuvieron que eliminar una veintena de calles (imaginad el entramado urbano de callejas de la Magdalena que todavía perdura) y más de 150 edificios, dando paso a la nueva vía, y nuevas construcciones como el Mercado de San Vicente, y realzar edificios ya existentes, como el colegio de los Maristas, propiedad del Gobierno de Aragón en la actualidad.

Entre todos ellos, destaca el palacio de los Salabert, un palacio de comienzos del siglo XVI construido sobre la Casa del Talmud de la Judería de Zaragoza, y que fue demolido para construir San Vicente de Paúl. Del palacio, solo quedó la portada, trasladada piedra a piedra a la plaza del Pilar, para ser integrada en la fachada del convento de las Hijas de la Caridad de Santa Ana.

4. AVENIDA CÉSAR AUGUSTO

Apertura Avenida César Augusto

Un edificio ocupaba el centro de la actual avenida César Augusto / Zaragonés

Probablemente, la construcción de la Avenida de César Augusto es uno de los mayores ‘crímenes’ urbanísticos cometidos en Zaragoza. Y aún así, hay que ‘agradecer’ que el crimen no se consumió del todo, ya que al menos el Mercado Central no fue derribado tal y como marcaba el proyecto por la fuerte oposición ciudadana. La idea de abrir una Vía Imperial que uniese el puente de Santiago en línea recta con Vía Hispanidad era una idea que sobrevolaba en los despachos del Ayuntamiento, y fue en 1978 cuando se hizo realidad, al menos en parte.

La mayor ‘víctima’ de esta nueva vía imperial fueron las calles de las Escuelas Pías (la escuela zaragozana más antigua de la ciudad sin que se haya trasladado) de Cerdán, y el edificio que dividía ambas calles y que tenía un frontal porticado justo enfrente del Mercado, y que fue demolido en 1977, acabando con calles con mucha personalidad. En los años 80 por fortuna, el proyecto de construcción de esta nueva vía quedó paralizado, salvándose así el Mercado. Precisamente en esa década, el Rastro de la ciudad se situó en la nueva César Augusto, en el tramo entre el Coso y el Mercado, antes de ser traslado a otras ubicaciones como la Romareda, San José o La Almozara.