Es el barrio rural con más habitantes de Zaragoza y también fue donde se creó la primera asociación de vecinos fuera del casco urbano de la ciudad. Se trata de Casetas, un núcleo de población a las afueras de la capital aragonesa escogido por muchos habitantes (unos 7.500, en concreto) para tener su vivienda. 

Por su relativa cercanía con el centro de la ciudad (está a 15 kilómetros), Casetas siempre ha sido eminentemente un barrio dormitorio. Los precios más bajos del sector inmobiliario y la buena conexión con Zaragoza con el famoso Casetero (el autobús urbano) han favorecido el asentamiento de población en este núcleo. Es el transporte metropolitano más importante que circula en la ciudad, con dos millones de usuarios. En un trayecto de 35 minutos están en el centro. Además, desde la Expo 2008, la línea ferroviaria de Cercanías llega hasta Casetas.

Durante muchos años Casetas fue un pueblo independiente de Zaragoza, con su propia alcaldía, pero en 1879 se anexionó al Ayuntamiento de Zaragoza. Desde entonces, varios factores han hecho que este barrio rural fuera creciendo demográficamente y, por consecuencia, en servicios. 

Algunos hitos que han marcado el desarrollo de Casetas son la llegada del ferrocarril, la industrialización alrededor del barrio o la llegada de población procedente del medio rural. En la década de los 80, la puesta en marcha de la fábrica de automoción Opel-General Motors marcó un antes y un después. Todos estos factores han hecho que este núcleo pasara de los 1.400 habitantes del año 1900 a los 6.500 de finales del siglo XX. Un crecimiento que se ha mantenido en las últimas dos décadas, sobre todo gracias a la llegada de población extranjera, pero no ha sido tan explosivo.

Desde 1845, Casetas tiene su propio cementerio, aunque actualmente no está ya en aquella primera ubicación, porque se quedó pequeño para tal crecimiento de población. La obra del nuevo camposanto, el que ha llegado hasta hoy en día, tiene la firma del arquitecto por excelencia de aquella época, Ricardo Magdalena.

Para la Harinera Solans, otro de los enclaves importantes de Casetas, tampoco lo que vemos hoy es lo que se construyó en origen. También conocida como Harinera del Ebro, la fábrica fue devastada por un incendio en 1920. Casi toda la maquinaria se quemó y el edificio se hundió por completo. La fábrica que hoy se puede ver en la calle del Moncayo número 15 de Casetas es fruto de una reedificación llevada a cabo justo después de aquel fatídico incidente. 

Con los años, el barrio rural de Casetas se ha ido acondicionando con todo tipo de servicios. Tiene pabellón deportivo, centro cívico, sanitario, de mayores, de servicios sociales, parque de bomberos, colegios… Todas las prestaciones con la ventaja de vivir alejado en cierta manera del tráfico y la aglomeración de Zaragoza.

Regada por las aguas del Ebro, Casetas se asienta al oeste de la ciudad, a orillas del río, en la ribera alta. Esto significa que en el entorno de este barrio rural no faltan campos de cultivo, vegetación ribereña y planes de naturaleza por hacer. En este sentido, uno de los espacios más importantes es la conocida como Balsa del Ojo del Cura. Catalogado en 2009 como humedal protegido de Aragón, destaca por su biodiversidad. De hecho, ANSAR tiene identificadas en esta zona 250 especies vegetales diferentes.