Saraqusta, la Zaragoza musulmana, fue una de las grandes ciudades de la Península Ibérica bajo la dominación musulmana. Su influencia y su poder fue especialmente llamativo en el periodo en el que fue una taifa independiente, tras la desintegración del califato de Córdoba, y hasta 1110, cuando fue conquistada por los almorávides. Del esplendor de esa época es el Palacio de la Aljafería, o palacio de la alegría, un edificio que fue construido como quinta de recreo de los reyes de una taifa que dominaba buena parte del Valle del Ebro, llegando a la costa mediterránea.

La Zaragoza musulmana, conocida como Medina Albaida o ciudad blanca gracias a sus murallas, a los encalados y al mármol de palacios y edificios,  fue un gran centro económico, además de acoger a destacados filósofos, poetas, artistas, científicos y médicos que posicionaron a la ciudad como una de las más destacadas de toda Europa a nivel cultural. De hecho, Saraqusta solo era superada en población por Córdoba, Sevilla y Toledo.

Saraqusta

Recreación de la Sarakusta musulmana / Universidad de Zaragoza

En sus momentos de mayor extensión, la Zaragoza islámica llegó a alcanzar los 25.000 habitantes, creándose arrabales al otro lado del Ebro donde vivían los carniceros, en las Tenerías, donde vivían los curtidores, en San Pablo, donde vivían artesanos, o en el entorno del Paseo de la Independencia (las ruinas del arrabal de Sinhaya fueron descubiertas en 2001 durante las obras de reforma de la avenida, impidiendo la construcción de un aparcamiento en el subsuelo). El crecimiento de los arrabales llevó a los gobernadores de la ciudad a levantar un segundo muro de tapial para proteger a la cada vez más numerosa población.

Saraqusta

Recreación de la mezquita aljama de Saraqusta / Proyecto Gaza

El entorno de la actual plaza del Pilar concentró buena parte del poder político, religioso y económico. Sobre el solar del templo romano que presidía el foro, y en el lugar que hoy ocupa la Seo del Salvador, emergía entre los tejados de la ciudad la gran mezquita. La mezquita aljama marcaba la vida religiosa de la ciudad, y curiosamente, tenía la misma orientación que la actual catedral de la capital aragonesa. En el entorno de la mezquita mayor también se encontraba uno de los zocos con los que contaba la Zaragoza islámica, siguiendo la tradición del viejo foro romano. Además, había al menos otro zoco en el entorno de la Puerta Cinegia.

En lo que hoy es el torreón de la Zuda, se encontraba la alcazaba, el palacio del gobernador musulmán de la ciudad que fue construida aprovechando uno de los torreones de la muralla romana. Realmente, del palacio musulmán original no queda nada salvo unos restos que pueden verse junto a la iglesia de San Juan de los Panetes, ya que el actual torreón fue transformado totalmente en tiempos cristianos, pero el edificio tiene su origen en la torre del homenaje del alcázar en el que residía el gobernador.

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La Aljafería fue construida como palacio de recreo de los reyes de la taifa de Saraqusta / TA

Este palacio también fue utilizado como residencia de invierno de los reyes de la Taifa de Saraqusta, mientras que en verano, trasladaban la corte a la Aljafería, el esplendoroso palacio musulmán de la alegría construido como quinta de recreo de los reyes musulmanes extramuros de la ciudad. En los alrededores de la ciudad, entre huertas, vides y olivares, había almunias, residencias campestres que en algunos casos eran auténticos palacios. En la Almusara (la actual Almozara) había una gran explanada en la que se celebraban actos públicos, militares y religiosos, además de oraciones multitudinarias.

Entre la mezquita mayor y la Zuda, vivían la comunidad cristiana de la ciudad. En esta zona, se encontraba un templo mozárabe dedicado a Santa María (en el mismo lugar en el que ahora se levanta la basílica del Pilar). En el siglo XI ya hay documentos que dan fe de la existencia de ese templo, que sería sustituido por otro templo románico, y posteriormente, por uno mudéjar, antesala del templo barroco que todos conocemos. Además, también existía extramuros el templo de las Santas Masas, que luego sería el monasterio jerónimo de Santa Engracia. En torno a las Santas Masas, es posible que también existiera una pequeña comunidad mozárabe. Respecto a la otra gran minoría, la comunidad judía, esta vivía en una zona situada en el actual barrio de la Magdalena.