El hallazgo de los restos arqueológicos del teatro romano de Caesaraugusta fue gracias a la curiosidad de un vecino de Zaragoza hace 50 años. Precisamente, fue Julio González el testigo de ese momento de la excavación cuando siendo un niño observaba los trabajos de la excavadora ante el enorme hoyo que estaba haciendo y que, según cuenta, le llamó la atención: «Tenía unos 15 años, me había saltado la última clase cuando estudiaba en los Maristas, que entonces estaban en la plaza San Pedro Nolasco«. Tras señalar que junto a sus compañeros de clase estaban merodeando por la zona «haciendo el ganso» se asomó por la tapia que perimetraba la excavación y se asomó.

«Al ver lo que había me dio la sensación de que aquello era algo importante por la dimensión, aunque no estaba definido, y era semicircular. Lo comenté en casa a la hora de la comida y no me hicieron caso». No obstante, a su hermano periodista Carlos González le llamó la atención y esa misa tarde se fue con el fotógrafo e hicieron un reportaje que se publicó al día siguiente. «Creo que mi hermano Carlos lo planteó de forma inteligente, como un interrogante, porque se sospechaba que era un teatro pero no había confirmación todavía».

En la época romana las ciudades se preciaban de ser tales si tenían su teatro y, en concreto, el de Zaragoza figura entre los cuatro primeros de la península ibérica por delante del de Tarragona que era la capital de la provincia. «En Caesaraugusta todo era grande y tanto el emperador como su familia y los descendientes tenían algo especial con la ciudad«, detallan varios historiadores.

Los restos se localizan en una etapa en la que el urbanismo de Zaragoza apuesta por sanear esa zona que estaba muy degradada. Entre finales de los años 60 y principios de los 70 la calle Verónica, que es el lado sur del teatro romano, era «muy insalubre y se decide sanear los solares colindantes». La recuperación del teatro romano se hace en equipo dirigido por el historiador Antonio Beltrán, siguiendo unas directrices muy estrictas como que las 25 columnas que sostienen la cubierta aérea no tocaran los restos y «se cumplió».

La cubierta se encarga, en el año 2003, a una empresa especializada en construir aeropuertos y se elabora en policarbonato traslúcido a 25 metros del suelo. «Cumple su función porque no cae nieve en invierno, ni la lluvia tampoco» son los primeros restos romanos que se cubren en la península ibérica.

El teatro romano, que es uno de los espacios museísticos de la Ruta Caesaraugusta, es el edificio mejor conservado de la ciudad romana, recibe 50.000 visitas anuales y desde su apertura al público ha alcanzado los 800.000 visitantes.

LAS EXCAVACIONES EN 1973

En 1972, el mismo año del hallazgo se solicita la declaración de monumento histórico-artístico y comenzaron las excavaciones hasta 1973. Posteriormente, se suceden más excavaciones entre los años 1984 y 1992 dirigidas por el Gobierno de Aragón, y de 1992 a 2002, a instancias del Ayuntamiento de Zaragoza.

Durante el transcurso de las excavaciones en 1998 aparece la mejor de las esculturas conservadas que pertenecía a la fachada del frente escénico. Se trata de la cabeza de una princesa julio-claudia, posiblemente una de las hermanas del emperador Calígula, y posteriormente el torso de la Diosa Roma de tamaño colosal y que formaría parte también del frente escénico.

En el año 2002 para terminar la actuación se instala una gran grúa, que sirve para construir el edificio del museo y la estructura que protegería el teatro, que ha sido fundamental para poder proteger los restos arqueológicos de las inclemencias climatológicas.

ETAPA ROMANA

El Teatro de Caesaraugusta se construye en la primera mitad del siglo I d. C. en época de Tiberio (14-37 d.c). Era el edificio más alto de la ciudad Romana con una altura de 25 metros, y uno de los principales Teatros del Imperio Romano, con cerca de 6.000 espectadores –igual que el de Mérida, mayor que el de la capital de provincia Tarraco y sólo superado por Córdoba, Cádiz y Cartagena–. Tenía capacidad para un tercio de la población de Caesaraugusta, lo que da muestra de la importancia de este lugar.

Una de las particularidades más importantes de este teatro es la existencia de un ‘aditus’ o puerta central, un aspecto poco común en el imperio y que se ven en pocos teatros, y una fosa escénica por donde podían realizar apariciones mágicas los actores. El Museo del Teatro de Caesaraugusta realza el nombre de la ciudad de Zaragoza en época romana, ya que tuvo el privilegio de tener el nombre completo del emperador Augusto.

La importancia del teatro romano de Zaragoza es la del triunfo de toda la sociedad zaragozana, que ha logrado unirse para conseguir recuperar una parte de su pasado histórico y ponerlo a disposición del disfrute de todos zaragozanos y visitantes. Además del teatro, se puede tener un conocimiento completo sobre la época romana con los Museos del Foro, Termas Públicas y Puerto Fluvial, que componen los museos de la Ruta Caesaraugusta.

Coincidiendo con el primer domingo de mes, los museos municipales ofrecen entrada gratuita a todos sus museos, tanto a los de la Ruta Caesaraugusta, como al Pablo Gargallo.