Aragón es tierra de pactos y de acuerdos. Y el mejor ejemplo es el Compromiso de Caspe. Un hecho histórico clave en la historia de la Corona de Aragón que mostró al mundo cómo en lugar de resolver un problema político  por la vía de las armas, se apostó por el diálogo y la concordia para solucionar el vacío monárquico y evitar una guerra civil para elegir al nuevo rey de Aragón.

A principios del siglo XV corrían tiempos oscuros en la Corona de Aragón. Tras la muerte de Martín El Humano, se produjo un vacío de poder al quedar vacante el trono, ya que el heredero de la corona, Martín el Joven, había muerto en 1409. Una situación que nunca se había producido en la Corona de Aragón, pero sí en el Reino de Aragón, tras el fallecimiento de Alfonso I.

EL TRONO DE ARAGÓN, VACANTE

Fernando de Antequera

Retrato de Fernando I, obra Felipe Ariosto / Museo del Prado

Tras el fallecimiento del rey, se planteaba el problema de quién le sucedería. En el único testamento del monarca, dejaba heredero universal a su hijo, Martín de Sicilia, fallecido un año antes. Y en su defecto, a sus descendientes. El problema era que el rey de Sicilia solo tenía un hijo bastardo, lo que le alejaba de poder ascender al trono aragonés. Al morir el rey, florecieron las tensiones de los distintos territorios de la Corona, personalizados en los distintos aspirantes a ocupar el trono aragonés.

Los que tenían mayor apoyo eran Fernando de Trastámara, regente en Castilla y Jaime, conde de Urgel. Pero además tenían pretensiones el duque de Calabria, Luis de Anjou, o , Alfonso de Gandía, Federico de Luna. En ese momento, se abre un periodo inestable, con saqueos en Aragón por parte del conde de Urgel, o con el asesinato del arzobispo de Zaragoza. Fernando de Antequera, quien pone tropas castellanas pacificadoras al servicio del gobernador de Aragón para presionar, tiene dos grandes valedores, el Papa Luna, el aragonés Benedicto XIII, o el dominico valenciano Vicente Ferrer.

LA SOLUCIÓN AL CONFLICTO SUCESORIO: EL COMPROMISO DE CASPE

El Compromiso de Caspe

El Compromiso de Caspe, pintado por Dióscoro Puebla / Congreso de los Diputados

En junio de 1411, se reúnen en Calatayud los diputados aragoneses a instancias del Justicia de Aragón y del Gobernador del Reino, para aprobar el proyecto presentado por el jurista aragonés Berenguer de Bardaxí. En esta propuesta, tras la que está la figura del Papa Luna, se propone que representantes de los tres reinos que conforman la Corona de Aragón se reúnan en sus respectivos territorios, aunque en lugares próximos entre sí. El Papa Luna estaba muy interesado en que subiera al trono el Trastámara, ya que con su elección, se garantizaba el apoyo de Aragón y Castilla al pontificado aviñonés, que corría peligro en ese momento.

De esta manera, los aragoneses se reúnen en Alcañiz en septiembre, mientras que los catalanes lo hacen en Tortosa. De acuerdo con esta concordia, se decide nombre a un total de nueve compromisarios de reconocido prestigio, tres por cada Estado de la Corona, para revisar los derechos sucesorios de cada aspirante al trono, y tomar la decisión irrevocable de elegir al nuevo monarca.

Según se decidió en la Concordia de Alcañiz, la reunión de los 9 compromisarios sería en la villa de Caspe, un lugar que debería ser considera zona segura y protegida de cualquier amenaza o presión armada, bajo la guarda de soldados de Aragón, Cataluña y Valencia. También se intentó garantizar la proporcionalidad entre los 3 territorios de la Corona, por lo que se acordó que la decisión para elegir al nuevo rey debía tomarse con el acuerdo de al menos 6 de los 9 compromisarios, imponiendo la obligación de que entre los votos positivos hubiera al menos uno proveniente de cada reino.

El Compromiso de Caspe

Acta notarial original de la elección de Fernando de Antequera como rey de Aragón / HA

Además, la respuesta definitiva con la elección del nuevo monarca debía realizarse en el plazo de dos meses a contar desde el 29 de marzo, aunque podía haber una única prórroga que podía estirarse hasta el 29 de junio de ese mismo año.

Desde Aragón, y ante la división de los valencianos y la ambigüedad de los catalanes, el gobernador del Reino, el Justicia y Berenguer de Bardaxí nombran a los compromisarios de los tres territorios. Así, por Aragón eligen al  obispo de Huesca, Domingo Ram, el antiguo consejero real y enviado de Benedicto XIII, Francisco de Aranda, y el jurista, letrado de las Cortes de Aragón, Berenguer de Bardají.

Por Valencia, eligen al prior de de la Cartuja de Portaceli, Bonifacio Ferrer, al dominico Vicente Ferrer y a Pedro Beltrán, experto en derecho. Por Cataluña, son nombrados Bernardo de Gualbes, síndico y Conseller de Barcelona, Guillem de Vallseca, letrado general de las Cortes catalanas, y Pedro de Sagarriga, arzobispo de Tarragona. Tras la decisión arag0nesa, los compromisarios son aceptados tanto por el parlamento catalán como el valenciano.

El 17 de abril se encierran los compromisarios en Caspe para deliberar sobre los distintos candidatos al trono de la Corona. A punto de expirar la prórroga acordada, el 24 de junio de 1412, y tras una votación, se elige a Fernando de Trastámara nuevo rey de Aragón. En la votación, Fernando obtiene el respaldo unánime de los tres compromisarios aragoneses, además de dos de los valencianos, y uno de los catalanes.

La decisión, anunciada en la iglesia mayor de Caspe por Vicente Ferrer tras un oficio religioso, dio inició a la entrada en Aragón de una dinastía castellana, la Trastámara. Y también sirvió de ejemplo para demostrar que los conflictos pueden solucionarse desde la razón y el diálogo y sin necesidad de recurrir a las armas.