El Pirineo es una tierra mágica. Por la belleza de sus paisajes y sus pueblos, pero también por las leyendas que esconde. Muchas, están todavía a la vista de todos nosotros, representadas en elementos como los espantabrujas que coronan las chimeneas de las casas pirenaicas, o los cardos que todavía se ven colgados de los llamadores o trucadores en las puertas para proteger casas y cosechas.

Porque el Pirineo es tierra de leyendas, de brujería, de misterio… Leyendas curiosas y diversas, que en algunos casos intentan explicar el origen de los picos, o de la propia cordillera, o que hunden sus raíces en historias de brujería, misterios o dragones. Porque en un reino de origen medieval, y con San Jorge como patrón, los dragones tenían que estar muy presentes.


Publicidad



Publicidad


LA LEYENDA DEL DRAGÓN DE OROEL

Precisamente, en el entorno de Jaca, primera capital del reino de Aragón, encontramos la leyenda del dragón de Oroel. Según esta leyenda, en una cueva situada en las faldas de la icónica Peña Oroel vivía un feroz dragón que tenía atemorizado a los habitantes del valle. Por aquel entonces, un caballero jacetano que estaba preso por defender a las brujas de la zona, propuso ser liberado a cambio de acabar con el dragón.

El caballero fue al encuentro del dragón, pero antes de partir, las brujas del valle, agradecidas por defenderlas, le contaron un secreto: los dragones hipnotizaban a sus víctimas con la mirada. Así, el caballero pudo pulir la superficie de su escudo para convertirlo en un espejo, y con él en mano, acudió a la cueva del dragón mientras este estaba dormido. Cuando el dragón despertó, este se vio reflejado en el escudo, y quedó hipnotizado por su propia mirada, momento que el caballero aprovechó para clavar su espada en el corazón de este animal fantástico.

LA LEYENDA DEL IBÓN DE PLAN

La leyenda de la Basa de la Mora se sitúa en el ibón de Plan, o Basa de la Mora. Según la leyenda, una hermosa mujer musulmana se perdió entre las montañas del Pirineo buscando a su amado. Y al no encontrarlo, desde entonces, se le puede ver bailando al son de una melodía mágica en la noche de San Juan. Aún así, no todo el mundo puede verla. La mora solo se muestra a las personas de alma pura y corazón limpio.

LEYENDAS DE BRUJERÍA

Las leyendas sobre brujas son una constante a lo largo y ancho del Pirineo. Buena prueba de ello son los cargos que se cuelgan de las puertas, o los espantabrujas con las que se rematan las chimeneas de esta zona del Alto Aragón. Sin duda, Villanúa es una de las localidades más famosas por sus brujas. Cuenta la leyenda que se reunían en la cueva de las Güixas para realizar sus aquelarres. De hecho, 15 mujeres de esta localidad del Valle del Aragón fueron ajusticiadas por brujería y por practicar magia negra.

El Valle de Tena es otro de los grandes focos de brujería en el Pirineo Aragonés. En el siglo XVI varias mujeres acusadas de brujería fueron sentenciadas, llegando a ejecutarse a una mujer, María Sorrosal, ejecutada a pesar de ser de familia hidalga, y estar embarazada. Pero el caso más llamativo se produjo en el siglo XVII, cuando 72 mujeres padecieron una posesión demoniaca. Pedro de Arruebo, un rico labrador y ganadero, fue acusado de endemoniar a más de 1.600 personas. Fue procesado junto a sus cómplices, condenado a galeras de donde nadie sabe cómo escapó, y volvió a su pueblo, donde siguió endemoniando a sus conciudadanos.


Publicidad



Publicidad


En Olsón, un precioso pueblo del Sobrarbe, encontramos otra leyenda de brujería. Allí, cuenta la historia que un hombre que estaba dormido despertó, y bajo el reflejo de la luna, vio como doce mujeres desnudas se untaban un ungüento por el cuerpo mientras realizaban conjuros para llevar un maleficio a un bebé recién nacido y volver en tres cuartos de hora con sus escobas.

Cuando las brujas se marcharon, el hombre se untó con el mismo ungüento, repitió el ritual de las brujas, pero en lugar de pedir tres cuartos de hora, pidió 15 minutos, para poder advertir a los padres de la maléficas intenciones de las brujas. Así, los padres pudieron proteger al pequeño con una estampa religiosa. Cuenta la leyenda que el hombre que vio a las brujas puso también estampas religiosas sobre la ropa de las brujas, para que no pudieran vestirse, y condenarlas a vagar desnudas para siempre.

En Alquézar también hay numerosas leyendas en torno a las brujas. En esta localidad aseguran que creaban tormentas y granizadas (y cuentan que dentro de cada bola de granizo había un pelo de bruja). Para combatir a las fuerzas del mal y proteger cultivos y cosechas, en esta localidad de la Sierra de Guara tocaban las campanas de la Colegiata de Santa María la Mayor, y colgaban patas de jabalí en las puertas de las casas.

LA LEYENDA DEL BOSNERAU

En el Pirineo hay un gigante con el cuerpo recubierto de pelo y con una fuerza colosal que recibe distintos nombres dependiendo de la zona. En el Pirineo Central, este señor de los bosques y protector de los rebaños recibe el nombre de Bosneraru, y vivía en esta zona mucho antes de que la cordillera fuera habitada por los seres humanos.

Las leyendas cuentan que a pesar de su aspecto agreste, el Bosnerau es amable y bondadoso, ya que enseñó a los seres humanos a sobrevivir en las montañas, además de avisar con silbidos a los rebaños ante la presencia de lobos, o por la llegada de tormentas. Y los pastores, como agradecimiento, solían dejarle comida.