El Museo Goya de Zaragoza expone desde este miércoles ‘San Agustín’, una obra monumental y de una calidad «excepcional» que corresponde a la mejor época del pintor aragonés (finales del siglo XVIII), y que hasta ahora sólo había formado parte de exposiciones temporales.

Este óleo de grandes dimensiones (190×115) ha sido cedido de manera temporal en depósito por parte de una colección privada, por lo que desde este mismo miércoles podrá ser contemplado por todos aquellos que se acerquen a la sala principal del museo.


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La directora del Museo Goya, Rosario Añaños, y el director de Fundación Ibercaja, José Luis Rodrigo, han presentado este cuadro que pertenece a la serie los Cuatro Santos Padres de la Iglesia Latina.

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Ésta se completa con las obras de San Ambrosio, actualmente en el museo de Cleveland en Estados Unidos; San Jerónimo, también en Estados Unidos. en la Fundación Norton Simon en Los Ángeles, y San Gregorio Magno, ahora en el Museo del Romanticismo de Madrid. Todos ellos, de dimensiones similares, se caracterizan por los mimos tonos dorados.

Aunque se desconoce quién hizo el encargo, sí se sabe que esta obra pertenece a la mejor época del pintor aragonés. Goya la pintó entre 1796 y 1799, en el mismo periodo en que hizo obras tan reconocidas como los frescos de la iglesia de San Antonio de la Florida; el retrato del ministro de Gracia y Justicia, Jovellanos; Los Caprichos o el prendimiento del Cristo de la catedral de Toledo.

«Es el mejor Goya, estaba en la cima de su carrera cuando hace magníficas representaciones como precursor de la pintura más contemporánea«, ha destacado Añaños. Que el Museo de Zaragoza cuente ahora con esta obra es todo un privilegio para este espacio, más si cabe cuando este lienzo no había pertenecido hasta ahora a ninguna pinacoteca, ha indicado.


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Su presencia supone, además, reforzar y enriquecer la sala principal del museo, donde se expone cronológicamente la obra de Goya desde finales del siglo XVIII.

La obra, además, es de una calidad «excepcional», según Añaños. En ella aparece sobre fondo oscuro (algo habitual en los óleos de Goya) la figura monumental de un San Agustín tocado con mitra episcopal y cubierto por una capa pluvial de tonalidades cálidas.

El santo está en actitud de oración, mirando al cielo y con una mano abierta, mientras con la otra escribe en un libro.

Destaca sobre todo la representación de la barba, así como el contraste logrado con el juego de luces y la plasticidad de la ropa con los pliegues del hábito, ha explicado.

Es «excepcional» también la aplicación de la pintura con pinceladas «rápidas y nerviosas», que aportan un carácter moderno al cuadro, en el que, además de la figura, no aparece ningún otro elemento.

Esta pintura perteneció a la colección de Lucas Moreno, de París, de donde pasó a Eugenio Luis de Bayo, de Bilbao, y posteriormente a su descendiente, su actual propietario.

Desde el museo están abiertos a este tipo de cesión por parte de particulares, algo en lo que, según Añaños, trabajan continuamente para incorporar más cuadros, aunque estas negociaciones «se dilatan mucho en el tiempo».

Por su parte, el director de la Fundación Ibercaja, José Luis Rodrigo, ha recalcado que para la entidad es un orgullo tener esta pintura en el museo. «Podemos decir que la obra está más feliz encontrándose con otros cuadros de Goya en este museo importante», ha dicho.

Sin duda, ha añadido Añaños, Goya pintó este óleo de grandes dimensiones para que estuviera colgado a cierta altura, como lo está ahora en este museo.