La Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar es el momento culmen de las Fiestas del Pilar. Durante la jornada del 12 de octubre, decenas de miles de personas ataviadas con sus trajes regionales desfilan desde el punto de la mañana por el centro de Zaragoza para desembocar en la plaza del Pilar y ofrecer sus flores a la Virgen. Un momento que mezcla fe, religión, fiesta, folclore e identidad que supone la mayor expresión colectiva de una ciudad que se vuelca con este evento que parece que lleva toda la vida entre nosotros.


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Pero realmente, aunque el fervor y la devoción por Nuestra Señora del Pilar tiene siglos de historia en Zaragoza, lo cierto es que la ofrenda de flores es un acto relativamente reciente. Exactamente, hay que retroceder hasta mediados del siglo XX para ver cómo los primeros oferentes comenzaron a desfilar por las calles de Zaragoza para llevar las flores a la Virgen.

EL NACIMIENTO DE LA OFRENDA DE FLORES

Ofrenda de flores

El manto de flores, a medio elaborar en 1971 / Ayto. de Zaragoza

Como antecedente, y hasta los años 50, el Camarín de la Virgen se adornaba durante los días de fiesta con flores como claveles, nardos y rosas. Pero no fue hasta 1958 cuando se celebró la primera ofrenda.

El concejal Manuel Rodés quiso ir un paso más allá, y quiso poner un marcha una ofrenda floral que tuviera lugar en las calles, siguiendo el ejemplo de un acto similar que había visto en Valencia un año antes: la ofrenda a la Virgen de los Desamparados.

Así, la primera ofrenda tuvo lugar en Zaragoza un ventoso y soleado 12 de octubre de 1958. En aquel momento, se decidió situar a la Virgen del Pilar en lo alto de un pequeño altar en la fachada principal de la Basílica, justo delante del mural de Pablo Serrano. En esta primera ofrenda participaron unas 2.000 personas, y el Ayuntamiento compró varios miles de claveles para incentivar la participación.

Seguramente, esos primeros participantes no podían imaginarse que es primera ofrenda sería el germen del evento que más proyección ha dado a la ciudad de Zaragoza.

La ofrenda gustó tanto en el Ayuntamiento como entre los zaragozanos de la época. Y de hecho, en los años 60 ya se consideraba un acto tradicional consolidado. En esa década, la ofrenda ya ocupaba las portadas de los periódicos del momento. En 1965 participaron 5.000 personas, coincidiendo con la declaración de las Fiestas como de Interés Turístico Nacional.

EL CAMBIO DE LOS AÑOS 90

Ofrenda de Flores 2022

En 1998 la estructura de la Virgen estrenó ubicación / Nacho Viñau

Durante varias décadas, la ofrenda se mantuvo prácticamente invariable, más allá del aumento de la participación año tras año y la ampliación de la superficie sobre la que se depositaban las flores. Pero en los años 90, el imparable crecimiento en el número de oferentes hizo que el Ayuntamiento se plantease un cambio en el modelo. El responsable del cambio fue Bigas Luna, muy vinculado a la ciudad de Zaragoza. Así, el cineasta diseñó una estructura de forma piramidal que se situó en el lateral de la plaza, con San Juan de los Panetes de fondo.

Sus medidas, ya eran impresionantes, con 8 metros de altura y planta de 26 x 15,60 metros, construida con elementos metálicos tubulares -tipo andamio- de cinco pisos y un peso aproximado de 29.000 kilogramos. Este nuevo emplazamiento permitía la circulación perimetral en torno a la estructura, además de permitir la recepción de mucha más cantidad de flor en un manto gigante.

En el año 2000, y dado que la participación seguía en aumento, el Ayuntamiento decidió ampliar la pirámide metálica, pasando de cinco a seis pisos, ascendiendo hasta los 9,50 metros de altura, y un peso de unos 38.000 kilos. Con esta ampliación, la estructura podía llegar a albergar las 7.000.000 millones de flores. Una cifra que se espera alcanzar este año, tras la reducción de la superficie que se hizo en la edición de 2021 por culpa de la pandemia.

De los más de 300.000 oferentes que suelen participar cada año, en 2021 las restricciones limitaron a la participación a 20.000 personas. Incluso se ocultó parte del recorrido tras una malla para que no se produjeran aglomeraciones de espectadores.


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Por suerte, la Ofrenda de 2022 vuelve a ser lo que fue. Zaragoza y Aragón tienen ganas de volver a dejar sus flores a los pies de la Virgen, y las floristerías esperan alcanzar el nivel de ventas de 2019, pese a que el día del Pilar cae en miércoles, y eso puede restar afluencia de otras provincias.