Junto a la Seo, lugar de coronación de los Reyes de Aragón, y el palacio de la Aljafería, residencia real, en Zaragoza había otro edificio, más importante si cabe, que representaba el ser del Reino de Aragón: el palacio de la Diputación del Reino.

Un edificio que durante siglos se levantó con orgullo a orillas del río Ebro y en el que confluían los poderes emanados del rey y del reino para acoger la Audiencia Real, la sede de la Diputación del General del Reino, de las Cortes de Aragón y del Justiciazgo, hasta que, por la combinación de los destrozos de Los Sitios y la dejadez de las instituciones y de la mayor parte de la ciudadanía zaragozana, fue derribado.


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LAS CASAS DEL REINO

Palacio de la Diputación del Reino

Juan Bautista
Martínez del Mazo. Vista de la ciudad de Zaragoza / Museo del Prado

El edificio, conocido como Casas del Reino, o Casa de la Diputación del Reino, fue un espectacular edificio que destacaba entre los tejados zaragozanos por su imponencia. Fue construido a principios del siglo XV en la plaza de la Seo, a escasos metros de la catedral y de las Casas del Puente, el edificio que acogía históricamente al concejo de la capital aragonesa.

Las Casas del Reino eran en Zaragoza el equivalente del palacio de la Generalitat de Cataluña, y de la Generalitat valenciana, edificios que en la actualidad son la sede de sus respectivos gobiernos autonómicos. Y para mostrar el poder, por todo el edificio se repetían inscripciones, símbolos heráldicos, y en especial, la señal real.

El edificio tenía un aspecto espectacular para mostrar el poder del Reino, y su construcción se decidió en las Cortes de Aragón celebradas en 1427 para tener una sede permanente. Las obras se desarrollaron entre 1437 y 1450, con  Johan de Laredo, maestro de la obra de piedra, Moris Perrin, maestro de la obra de carpintería y diseñador del tejado. Precisamente, la cubierta policromada formada por tejas de Alemania conformando un diseño de  rombos negros y blancos fue uno de los símbolos del edificio, destacando sobremanera entre el caserío zaragozano, tal y como podemos contemplar en la vista de la ciudad pintada por Juan Bautista del Mazo.


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El edificio tenía tres fachadas: una que miraba hacia la plaza de la Diputación (actual plaza de la Seo), otra que se abría a las Casas del Puente, y otra, que daba al paseo del Ebro. En el interior, las tres plantas del edificio se estructuraban en torno a un gran patio interior al estilo de los palacios aragoneses, empedrado con cantos rodados que formaban distintos dibujos. En uno de los laterales, se situaba la escalera que comunicaba las tres plantas.

En la primera planta destacaba una capilla con un retablo de alabastro creado en 1502 por Gil Morlanes, en el que destacaban escenas de la Coronación de la Virgen en su parte central, y de San Jorge y Santa Engracia en los laterales. Las paredes de esta capilla estaban decoradas con pinturas de Pablo Ravilla.

En la segunda planta se concentraban los espacios más importantes del palacio, ya que allí estaba por ejemplo el Salón de San Jorge, también conocido como Salón de Cortes o Salón del Reino. Era el espacio reservado para las reuniones de las Cortes o para las grandes celebraciones. Tenía unas dimensiones de 292 palmos de largo, 52 de ancho y 56 de altura. La sala estaba decorada con una techumbre mudéjar en tonos rodaros, con figuras de grifos, leones y centauros, entre otros animales mitológicos.


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En las paredes de la sala colgaban los cuadros de los Reyes de Aragón, también destacaba una imagen en alabastro de San Jorge y el dragón, obra del escultor Miguel de Ancheta. En esta planta también existía otra sala con los retratos de los sucesivos Justicias de Aragón.

En la tercera y última planta, se ubicaban el archivo y la armería. Además, en el complejo se encontraba una pequeña iglesia, la de San Juan del Puente, que era utilizada como capilla real.

LA DESTRUCCIÓN DEL PALACIO DE LA DIPUTACIÓN NO SOLO FUE OBRA DE LAS BOMBAS FRANCESAS

Aunque en 1707 se abolieron las instituciones y la personalidad jurídica del Reino de Aragón en los Decretos de Nueva planta del rey Felipe V, el edificio mantuvo su importancia pasando a denominarse ‘Casas de la Audiencia’, siendo testigo mudo del pasado orgulloso de un reino hecho a sí mismo y de sus símbolos, instituciones y costumbres.

La tragedia llegó al edificio durante Los Sitios de Zaragoza. Un 27 de enero de 1809, varias bombas del ejercito francés que asediaba la ciudad cayeron sobre el palacio, provocando un incendio que duró tres días y que arrasó buena parte del edificio. Las crónicas de la época señalan que el humo debió ser intenso, y que la consternación en la ciudad fue enorme.

Aún así, y aunque se extendió la impresión de que el edificio fue completamente destruido por estas bombas, lo cierto es que la destrucción no pudo ser tan completa, tal y como expresa Carlos Bitrián Varea en su estudio «Lo que no (solo) destruyeron los franceses. El ocaso del palacio de la Diputación del Reino de Aragón».


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En este estudio, se explica que «los daños fueron especialmente importantes en las cubiertas y en el patio central, cuya cúpula debió de desplomarse causando graves daños en las frágiles arquerías del claustro. También perecerían las techumbres de la planta noble y buena parte del mobiliario y la decoración, tanto en la Real Sala de San Jorge como en otras también muy principales como la antigua del Justicia». Pero en el estudio también asegura que la ruina no fue total, y que además, quedaron restos y obras de importancia que desaparecieron en las décadas siguientes. En este sentido, el investigador asegura que hay elementos que todavía se conservan del edificio que no muestran señales de destrucción, además de testimonios como el de un fiscal que recuperó documentación de un tribunal del interior del edificio, o de un militar francés, Daudevard de Ferussac, que afirmó, tras la caída de la ciudad, que todavía podían verse algunos retratos de los Reyes de Aragón.

En el estudio, también se menciona una carta de la Real Audiencia pidiendo una nueva sede,  que confirman que «tras el asedio quedaron en pie las fachadas del palacio (prácticamente en su totalidad, a juzgar por el tenor de la misiva) y también parte de los muros interiores».

También recoge información sobre un dibujo procedente de la colección de Valentín Carderera (conservado en el Museo Lázaro Galdiano que representa “una de las puertas de la antigua Sala de la Diputación del Reyno de Aragón en Zaragoza y muy próxima a ser demolida”. El autor del estudio asegura que no conoce el año de realización de este estudio, pero parece que la anotación tuvo que hacerse tras el incendio, y en un momento en el que ya se conocían los planes del arzobispado para hacerse con el solar, puesto que está registrada la voluntad de derribo. En la imagen queda claro que la bella entrada y el muro en que estaba contenida sobrevivieron al incendio de 1809, y seguramente durante bastantes años más.

Palacio de la Diputación del Reino

. Dibujo de una de las puertas de la antigua Sala de la Diputación del
Reyno de Aragón en Zaragoza y muy próxima a ser demolida. Fundación Lázaro Galdiano / Carlos Bitrián Varea

En esta línea, hay otros restos de gran interés que fueron destruidos sin compasión por los zaragozanos del primer tercio del siglo XIX. En este sentido, en el estudio de Carlos Bitrián Varea, se recoge que Valentín Carderera informó en 1835 de que “algunos fragmentos de la escultura de San Jorge a caballo, obra en alabastro del célebre Anchieta, se destruyeron para hacer cal».

De hecho, no parece que esta dejadez y la destrucción de obras tan importantes como el San Jorge fueran un descuido. La desaparición de parte de la riqueza artística de la Diputación del Reino se debió a la voluntad y al desinterés de las instituciones eclesiásticas y civiles de Zaragoza y de Aragón, y de una parte de sociedad, empeñada en diluir la importancia y la historia del Reino de Aragón.

Carlos Bitrián Varea afirma que uno de los argumentos utilizados por el arzobispo para quedarse con el solar, destruir los restos y levantar el edificio del seminario fue «la conveniencia política de la desaparición de la sede del reino de Aragón y de la construcción de un monumento “que perpetuase (…) una memoria enteramente piadosa y eclesiástica”.

Palacio de la Diputación del Reino

La escultura de San Jorge y el dragón fue destruida para obtener cal / Carlos Bitrián Varea

En el estudio, se afirma que «quedaron completamente en pie, aunque dañadas, la puerta del Ángel y la iglesia de San Juan del Puente, sobre la que también debió de conservarse la estructura del archivo del Reino. Sobrevivieron, asimismo, la crujía más septentrional y, hasta la altura aproximada de los aleros, las paredes de la sala real y otros muros interiores, además de las fachadas del palacio a la plaza de la Seo y a la plazuela del Ángel. También se conservó el piso bajo del palacio en todas sus crujías, y con techumbres al menos en las alas oeste y sur.

Hubo zonas del palacio que ni siquiera debieron de verse totalmente afectadas por el fuego, en el piso bajo, por ejemplo aquella en que se situaban las piedras armeras de la Diputación. Subsistieron también importantes bienes artísticos (además de los conservados todavía hoy) como los que se guardaban en la iglesia de San Juan, algunos elementos que formaban parte de las estructuras del patio, la decoración arquitectónica de los vanos, las campanas históricas, incluso algunos cuadros de la galería de retratos de los reyes de Aragón y fragmentos de
algunos retablos y del gran San Jorge de la sala real».

Con el traslado de la Audiencia al Palacio de los Luna, el edificio fue abandonado, y de forma vergonzosa ninguna institución local, aragonesa o española se hizo cargo del mantenimiento, y mucho menos se intentó su reconstrucción. Al contrario, fueron numerosos los vecinos de Zaragoza que aprovecharon sus materiales para utilizarlos en nuevas obras, y el propio Arzobispado de Zaragoza inició movimientos para quedarse con el solar y expandir sus propiedades desde el palacio arzobispal. Parte del palacio también se convirtió en viviendas, habitadas hasta 1828.

Palacio de la Diputación del Reino

Estos escudos armeros procedentes de las Casas del Reino se conservan en el Museo Provincial / Identidad de Aragón

​En 1830, el palacio y su solar fue cedido al arzobispado de Zaragoza, derruyendo los restos del edificio para construir el actual Seminario Conciliar. En 1845 también se derribaron los restos de la iglesia de San Juan del Puente, pasando así a la memoria la historia del edificio que mejor representaba la historia y el espacio de mayor contenido político del viejo Reino de Aragón.

En el proceso de destrucción de los restos del palacio que sobrevivieron al bombardeo francés tan solo tuvieron cierto interés por mantener determinadas piezas el Ayuntamiento de Zaragoza, «que salvó las piedras armeras antes de la destrucción final del edificio, y la Diputación Provincial, que por sentirse en algún momento heredera de la Diputación del Reino procuró su protección a los restos del archivo».