Más allá de las celebraciones de Semana Santa más famosas, en torno a los pueblos que integran la Ruta del Tambor y el Bombo en el Bajo Aragón turolense o de la Semana Santa de Zaragoza, lo cierto es que los días de Pasión se celebran a lo largo y ancho de la Comunidad Autónoma. Desde las ciudades y los pueblos pueblos situados más al norte, donde lugares como Villanúa o Jaca han incorporado el sonido de los bombos, a Valderrobres, en el corazón del Matarraña.

Pero al margen del sonido de tambores y bombos, intrínseco a muchas zonas de nuestra tierra, importado en otras, lo cierto es que en muchos pueblos aragoneses hay tradiciones que hunden sus raíces en el tiempo. Y hoy queremos hacer una pequeña recopilación de esas tradiciones que forman parte de nuestra historia y de nuestro acervo cultural.

EL ESQUELETO QUE PROCESIONA EN ATECA

El esqueleto humano que sale en Ateca es del siglo XVII / Ayuntamiento de Ateca

La Semana Santa celebra la muerte y posterior resurrección de Cristo. Y por ello, la muerte está ampliamente representada más allá de la cruz. En muchos pueblos y ciudades, salen a la calle pasos con esqueletos o con representaciones de la muerte. En Zaragoza mismo, existía un paso que ya no sale a las calles, el del triunfo de la vida sobre la muerta, que desfilaba en la procesión del Santo Entierro desde sus orígenes.

En la localidad zaragozana de Ateca todavía se mantiene esta tradición de sacar a las calles un esqueleto. Y además, un esqueleto auténtico. Concretamente, de una mujer. El esqueleto, conocido como «la muerte de Ateca», salió por primera vez a las calles de Ateca en 1661. Y en la actualidad, sigue saliendo en la procesión del Santo Entierro, antes de los vecinos de este pueblo, que salen vestidos de personajes bíblicos.

ALCALÁ DE GURREA: LÁGRIMAS QUE SON ROSAS

En la localidad oscense de Alcalá de Gurrea, los Jueves Santos sale por las calles la procesión de las Lágrimas de Nuestra Señora. Cuando pasa la Virgen por la calle Mayor acompañada de matracas y carraclas, los vecinos lanzan una lluvia de pétalos de flores desde ventanas y balcones, simulando las lágrimas de Nuestra Señora.

Esta procesión se recuperó hace más de 50 años, recuperando el sonido de matracas y carraclas, además de la vestimenta tradicional de los antiguos cofrades. La imagen de la Dolorosa es portada hombros por descendientes de las cuatro casas de este pueblo que lo han hecho desde siempre.

LA PUJA DE LOS PASOS DE BIEL

En Biel se puja por portar los pasos / Ayuntamiento de Biel

Biel, en las Cinco Villas zaragozanas, tienen una curiosa tradición desde hace más de un siglo: la subasta de los pasos. En este acto, los vecinos de la localidad pujan por poder llevar cada palo de las andas de los nueve pasos que ofrece la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús y que salen en el Santo Entierro, una procesión con más de tres siglos de historia. Quien más puja, consigue llevar una de las peanas.

El origen de la puja se sitúa cuando se repartían los puestos para llevar los pasos, llegando a producirse incluso altercados, según informa el propio Ayuntamiento de la localidad en su página web.

La puja se realiza ante la ermita del pueblo, con la presencia de los habitantes del pueblo de decenas de visitantes. Y las cantidades que se obtienen con la puja se destinan al mantenimiento del patrimonio litúrgico y de las tradiciones de Semana Santa.

GRAUS Y SUS PLAÑIDERAS

En la noche del Miércoles Santo se celebra en Graus la procesión de Las Beatas, también conocida como El Farolé. Una procesión en la que destacan los pequeños faroles que recrea la agonía que sufrió Jesús Camino del Calvario. El silencio sepulcral que reina en las calles de esta localidad de la comarca de la Ribagorza solo es un roto por los llantos desconsolados de las plañideras.

Antiguamente, a esta procesión tan sólo asistían mujeres y niños, aunque desde que la Cofradía de la Soledad y la Magdalena la recuperó, está abierta a todo el mundo, convirtiéndose en una de las tradiciones de Semana Santa más populares y singulares del Alto Aragón.

EL ABAJAMIENTO DE CASTEJÓN DE MONEGROS

En la localidad de Castejón de Monegros se celebra el ‘Abajamiento’, o lo que lo mismo, el Descendimiento de la Cruz de Jesucristo tan popular antaño en pueblos y ciudades. En la propia ciudad de Zaragoza, el Santo Cristo de la cama es articulado para realizar ese acto. En el caso de Castejón de Monegros, el Abajamiento se celebra el Viernes Santo tras la procesión del Santo Entierro, cuando los cofrades de esta localidad descienden de la cruz una figura de Cristo de madera articulada. Este Cristo articulado es del siglo XVII, y permanece todo el año en el interior de la ermita del Hospital.

También destaca la Dolorosa, quien al ser también articulada, puede representar el acto de llorar al ver la imagen de su hijo muerto moviendo la cabeza para recrear el llanto desconsolado. Ambas imágenes forman parte del Monumento que se instala en la localidad, custodiados por varios soldados romanos. Estos soldados llevan lanzas y cascos que tienen al menos 150 años de antigüedad. Tras el descendimiento, el cuerpo de Cristo es metido en una cama sepulcral que data del siglo XVII como paso previo a la celebración del Santo Entierro.

LAS BALCONADAS DE LANAJA

Lanaja, también en la comarca de Los Monegros, tiene otro particular ritual: las balconadas. Una antigua tradición que se desarrolla durante la procesión del Santo Entierro, organizada por la Cofradía del Ministerio Redentor de Cristo y por la parroquia de Lanaja. En el transcurso de esta procesión tiene lugar el rezo del viacrucis.

Y en cada estación, la procesión se detiene, subiendo el párroco al balcón de la vivienda que está señalada con una cruz. Esos balcones a los que sube el párroco están iluminados y decorados con tapices del Cristo de la Columna.