La recién reformada plaza de Santa Engracia acoge una de las principales iglesias de la ciudad. Su portada, renacentista, una auténtica joya,  es de los pocos restos que nos quedan del impresionante monasterio que ordenó construir el rey Fernando El Católico.


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El monasterio original, construido en el lugar que hoy ocupa la basílica de Santa Engracia, fue volado por los franceses durante los Sitios de Zaragoza, y los restos fueron finalmente derribados, ante la pasividad de las autoridades de la época, pese a que el claustro, muy similar al de los Jerónimos de Lisboa, podría haber sido recuperado. Y la fachada que vemos hoy, es el único resto de aquella joya arquitectónica.

LOS ORÍGENES DE SANTA ENGRACIA

Si no hubiese sido derribado, Zaragoza tendría sus propios Jerónimos, como Lisboa / HA

La actual basílica de Santa Engracia hunde sus orígenes en la época romana. Sobre la iglesia de las Santas Masas, construida para recordar el martirio de Engracia y de otros 18 cristianos que fueron ejecutados en el año 304 en el marco de las persecuciones ordenadas por el emperador Diocleciano.

Sus cuerpos fueron enterrados en zona extramuros de la ciudad, probablemente en el lugar que ocupa la actual basílica.  Y en torno al culto de estos mártires, se construyó uno de los primeros primeros templos cristianos de la ciudad, dedicando su advocación a las Santas Masas, del que ya hay noticias en época del emperador Constantino. El templo fue cogiendo fuerza, y durante la época visigoda, ya existía un monasterio construido en torno al sepulcro de la mártir, a cuyo cargo estaba una comunidad benedictina. De sus muros salieron prelados con cargos de importancia en distintas diócesis de la España visigoda

Durante la dominación musulmana, este enclave cristiano subsiste, al igual que el templo de Santa María -lo que es ahora la Basílica del Pilar- a orillas del Ebro. Pero no será hasta el siglo XIV cuando el monasterio cobre importancia y pueda vivir sus años de mayor esplendor. Tras descubrirse en 1320 las reliquias de Santa Engracia y los sarcófagos de mármol y piedra (pueden visitarse en la cripta de la basílica), se comenzó a construir una iglesia de estilo gótico-mudéjar.

Y ya en el siglo XV, el culto a las Santas Masas creció en importancia, llegando a declarar el concejo de la ciudad en 1480 a Santa Engracia como patrona de la capital. 

LOS MOMENTOS DE ESPLENDOR

Santa Engracia Zaragoza

La portada principal tuvo dos torres / HA

En el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, el arzobispo de Zaragoza Dalmau de Mur ya comenzó a reformar el monasterio. Pero sería el monarca Juan II el que, como agradecimiento a Santa Engracia por haber intercedido durante la operación de unas cataratas que lo habían dejado casi ciego, decide promover la edificación de un nuevo monasterio. Los problemas económicos que padecía en ese momento el reino de Aragón impidieron que el monarca pudiera llevar adelante su promesa.

Y sería su hijo, Fernando El Católico, el que ordenó cumplir los deseos de su padre construyendo un magnífico monasterio regido por los jerónimos, que iba a convertirse en una de las obras cúlmenes del estilo plateresco en los reinos dominados por los Reyes Católicos.

Del conjunto destacaba la portada, creada por los Gil Morlanes. Una joya de la arquitectura renacentista aragonesa, que es el único resto que podemos contemplar del viejo monasterio en la actualidad. El monasterio contaba también con una grandiosa biblioteca, y con un impresionante claustro mayor de estilo gótico-mudéjar con pináculos abalaustrados en las que podían admirarse las esculturas de Alonso de Berruguete. Además, había un segundo claustro menor.

Santa Engracia Zaragoza

Tras la voladura francesa, se optó por derribar y no por reconstruir / HA

Aquí también se encontraba la tumba del cronista del Reino de Aragón, don Jerónimo de Blancas, fallecido en diciembre de 1590. Y en la iglesia del monasterio destacaba especialmente el retablo, y la capilla del vicecanciller de Aragón, Antonio Agustín, o el sepulcro del cronista mayor del Reino, Jerónimo Zurita.

El monasterio fue acabado en época de Carlos I, protagonizando la vida de esta zona extramuros de Zaragoza, con la actividad propia del convento y de la productiva huerta de Santa Engracia. Y así fue hasta que comenzó la Guerra de la Independencia y llegaron los catastróficos Sitios de Zaragoza. En la noche del 13 al 14 de agosto de 1808, los franceses volaron el monumental monasterio durante la retirada del general Lefèvre al finalizar el primer sitio.

Monasterio de Santa Engracia

El Monasterio de Santa Engracia y, en primer término, el río Huerva que está ahora oculto y soterrado debajo del Paseo Constitución / GAZA

De la explosión se salvó la portada, entre otras zonas del monasterio, entre las que destacaba parte del claustro (probablemente, con un poco de interés por parte de las autoridades de la época, se podría haber reconstruido, vistas las imágenes sobre cómo quedó tras la voladura francesa). Pero la parte del convento que quedó en pie fue derribada entre 1836 y 1842 con permiso y mandato de las autoridades y ante el clamoroso silencio de la Academia de Bellas Artes de San Luis.

LA ACTUAL BASÍLICA

Santa Engracia

La portada renacentista es el único resto del monasterio jerónimo / HA

Tras el derribo de los restos del Monasterio, comenzaron las obras de construcción de la nueva basílica, conservando la fachada renacentista. En cumplimiento del Decreto expedido por las Cortes Constituyentes de Cádiz de 1815, la Reina Regente en nombre de su hijo D. Alfonso XIII, ordenó la reconstrucción del templo de Santa Engracia, con fecha de I6 de julio de 1891.


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El 3 de noviembre de 1891 se puso la primera piedra, y bajo la dirección de los arquitectos Ricardo Magdalena y Julio Bravo, fue inaugurada en abril de 1899, dándole el aspecto que podemos ver en la actualidad.