Dicen que Zaragoza en el Renacimiento era una de las ciudades europeas más espectaculares. La Florencia española, la llamaban, con decenas de torres apuntando orgullosas al cielo, y los 200 palacios levantados por la nobleza y la burguesía aragonesa compitiendo por demostrar su poder en la capital del Reino de Aragón.


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Palacios que se agolpaban en vías como el Coso (llegaron a compararlo con el Corso de Roma), la calle Mayor o la calle San Jorge, con ejemplos que todavía perduran, como el palacio de los condes de Sástago, o el palacio de los Luna. Pero cuentan las crónicas, que entre las decenas de palacios que salpicaban el casco urbano de Zaragoza, destacaba, además del Palacio de la Diputación del Reino, o del Palacio de la Lonja, el palacio de los Zaporta.

Patio de la Infanta

El Patio de la Infanta en un grabado de 1850 publicado en España artística y monumental / HA

De este palacio, tan solo nos queda el increíble patio, que puede verse en la actualidad en la sede central de Ibercaja, tras ser desmontando piedra a piedra para ser ser trasladado a París al ser comprado por un anticuario de la capital francesa, y que posteriormente volvió a Zaragoza tras ser adquirido por la antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja. Y si quieres saber más sobre la curiosa historia de este patio, te recomendamos que sigas leyendo…

EL PALACIO DE GABRIEL ZAPORTA

Patio de la Infanta

Portada de la Casa de la Infanta en una ilustración de José Passos / HA

El Patio de la Infanta formaba parte de la casa palacio construida a mediados del siglo XVI por el el converso Gabriel Zaporta, uno de los mercadores y banqueros más poderosos de la Corona de Aragón. Estaba ubicado en la calle San Jorge. Como todos los palacios aragoneses, el palacio contaba con un patio, y en el caso del palacio de los Zaporta, era realmente espectacular.

Palacio de los Zaporta

El Palacio de los Zaporta era uno de los más hermosos de Zaragoza / Arte y Decoración En España, de Víctor de Falgás y J. Sacs

Tras morir Zaporta, la casa palacio fue pasado de manos en manos. Allí residieron ilustres aragoneses como como Ramón Pignatelli, el Cronista Mayor del Reino Lupercio Leonardo de Argensola, o la infanta María Teresa de Vallabriga, esposa del infante Don Luis, hermano del rey Carlos III. (de ahí toma el nombre el patio que podemos ver en Ibercaja).

EL PATIO ES VENDIDO Y TRASLADADO A PARÍS

Tras tener diversos usos, como escuela de bellas artes, escuela de música o casino de Zaragoza, la Casa Zaporta sufrió un incendio a finales del siglo XIX que deja el edificio en ruinas. Y en 1903, se procede a la demolición de esta casa palacio. La familia propietaria, los San Pau-Armijo, pedían 17.000 pesetas, y las autoridades de la época no tuvieron a bien comprar el palacio.

Patio de la Infanta

El Patio de la Infanta, desmontando para ser trasladado / Coyne. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza

Por suerte, del derribo se salvaron la techumbre mudéjar, que puede verse en el Museo de Zaragoza, mientras que el patio, y la portada, se vendieron al anticuario francés Fernand Schultz, que tras desmontarlo piedra a piedra, lo instaló en su casa de París.

LA VUELTA DEL PATIO A ZARAGOZA

Patio de la Infanta

El patio toma su nombre de la infanta María Teresa de Vallabrig / Ibercaja

Años después, en 1958, Fundación Ibercaja, que entonces se llamaba Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, compró el patio con la decisión de traerlo de nuevo a orillas del Ebro.


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En 1980,  tras permanecer almacenado en cajas un par décadas, se decidió reinstalarlo en la sede central de la entidad, situada en la plaza Basilio Paraíso (aunque para visitarlo, hay que entrar por San Ignacio de Loyola). Y allí sigue hasta el día de hoy, como parte del centro de exposiciones y congresos de la entidad financiera aragonesa.