La historia de amor más parecida a la de los Montesco y Capuleto, tuvo lugar en Teruel. Este lugar esconde la historia que ha convertido a Teruel en la ciudad española del amor. Un ciudad donde se puede visitar el mausoleo de los amantes que conquisto el corazón de todo un país.

Y es que la literatura recibe también influencias que van más allá de la ficción. Tanto los libros como su nueva versión más tecnológica como lo son los audiolibros y sus variados contenidos no solo cuentan con contenido ficticio o en forma de autoayuda y autoconocimiento, sino que muchas historias están basadas en historias reales y algunas tan universales como esta que se podría comparar a la gran obra del dramaturgo inglés, William Shakespeare.

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Los protagonistas de esta historia de amor del siglo XIII son dos jóvenes turolenses, Isabel de Segura y Juan Martínez de Macilla (o Diego de Macilla como también es conocido) que pertenecían a dos familias muy diferentes entre sí.

Ella, hija de un rico mercader y miembro de una de las familias más adineradas de la región, y él, hijo de una familia pobre y sin tierras que heredar. Ambos quedaron prendados el uno del otro al encontrarse un día en el mercado del pueblo (algunas historias también cuentan que se conocían desde niños y se enamoraron de adolescentes).

El único impedimento para el matrimonio era la falta de dinero por parte de él, por lo que pidió a Isabel que le esperase durante cinco años mientras se iba a buscar fortuna y así ser merecedor de su amor.

Durante este tiempo, el deseo del padre de Isabel era que su hija se casase, ella intentó posponerlo todo lo posible, pero cuando el tiempo de cinco años que prometió a su amado estaba a punto de cumplirse, ella pensó que él jamás regresaría así que decidió hacer caso a su padre y se casó con un rico pretendiente que este le había buscado.

El mismo día de la ceremonia, regresó Diego de Macilla y al enterarse de que su amada se había casado con otro, se presentó en la alcoba de ella para suplicarle un beso. Al negarle ella este beso, Diego cae muerto a sus pies.

Al día siguiente en el entierro de Diego, aparece Isabel de luto y le da el beso que le había negado la noche anterior y, posteriormente, cae también muerta a los pies de su amado. Ante esta desgracia, las familias de ambos deciden enterrarlos juntos.

Todavía a día de hoy existe la duda de si esta historia fue real o simplemente una leyenda, pero es cierto que se descubrieron las tumbas de ambos y unos documentos, lo que da más fuerza a la teoría de que, al contrario que la del dramaturgo Shakespeare, esta historia de amor fue real.

UNA HISTORIA QUE PODRÍA SER DEL MISMO SHAKESPEARE

La historia de amor entre Isabel y Juan guarda ciertas similitudes con la conocidísima historia de amor entre Romeo y Julieta escrita por William Shakespeare. Ambas historias son tragicomedias con un único amor verdadero y dos jóvenes como protagonistas.

Y es que, esta historia tan española podría haber servido de inspiración al dramaturgo para escribir Romeo y Julieta, pues al parecer, el propio Miguel de Cervantes habría sido el encargado de contarle la historia de los amantes de Teruel a Shakespeare en una de las cartas que se mandaban con frecuencia.

Sin embargo, es importante destacar también las diferencias, pues Romeo y Julieta sí llegan a casarse y a darse ese beso que le faltó a Juan por parte de Isabel.

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Quien sabe si Shakespeare estaba, en cierto modo, dándole ese homenaje a la historia de amor de los amantes de Teruel en la que un beso es la causa de la muerte de ambos amantes y es, justamente la escena del beso en el balcón, una de las escenas más famosas de la historia de Romeo y Julieta.

Dicen que la historia de los amantes de Teruel es una de las historias de amor más bonitas jamás contadas y que ha servido de inspiración no solo a escritores como William Shakespeare, sino también a pintores y escultores que han plasmado esta historia en sus obras.