La historia medieval de Aragón es una de las más ricas de Europa. De Reino a Corona para terminar conquistando el Mediterráneo. Los anchos muros de piedra de casas palaciegas, hogares modestos e imponentes castillos son el relato de una tierra histórica.


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Y más de 500 años después aún guardan esa esencia que les convirtió en únicos durante su tiempo. Un patrimonio incalculable que hace de Aragón uno de los territorios más excepcionales de Europa en su cultura medieval.


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ALBARRACÍN

Es un pueblo que su nombre retumba en media España por su preciosidad excepcional. En el caso de Albarracín, su silueta fortificada en lo alto de un peñasco de más de 1.000 metros, y a orillas del río Guadalviar, aportan una esencia única a sus callejuelas empedradas.


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El paseo por sus murallas hasta llegar a la plaza Mayor con la calle de la Catedral en el horizonte es un deleite para los amantes de los municipios históricos. La presencia musulmana le dio a Albarracín un barniz tan característico que nadie duda de su belleza.

AÍNSA (HUESCA)

Aínsa es el poderío medieval en lo más recóndito del Pirineo aragonés. Sus calles tortuosas, su cuidada muralla, las fachadas de casa Arnal del siglo XVI, la magnífica plaza Mayor -digna de cualquier postal-, su castillo del siglo XI o la iglesia de Santa María del siglo XII le confieren un aura medieval como pocos pueblos españoles.


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Una trayectoria histórica que bebe del inicio del Reino de Aragón sin olvidar sus importantes vestigios celtas y romanos. Su ubicación le confiere aún más relevancia por enclavarse a los pies del Parque Nacional de Ordesa y Monte PerdidoUno de los lugares más espectaculares de todo el país.

DAROCA (ZARAGOZA)

Daroca ha sabido durante toda su historia vivir con un legado medieval que se ha ido cuidando con el paso del tiempo. No hay nada que pueda envidiar al poderío de su muralla que fue una de las más largas de España. O tener las torres más bellas del país en un pórtico de entrada que deja sin aliento.

De lo que en su día fue el recinto amurallado más extenso de Aragón quedan espléndidas muestras como el Portal de Valencia, la Puerta Baja o la Puerta del Arrabal. Ciento catorce torreones se disponen a lo largo de los cerca de cuatro mil metros de trazado amurallado que rodea la ciudad.


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Sin duda, uno de los encantos de Daroca es recorrer sus murallas, con sus imponentes torreones, hasta llegar al castillo Mayor, desde el que podrás disfrutar de unas hermosas vistas de la ciudad.

ALQUÉZAR (HUESCA)

Hay lugares donde la naturaleza no es lo más destacable. Y eso sucede en Alquezar a pesar de estar en un baluarte natural como ninguno de España. La villa está ubicada entre los barrancos que esculpe el río Vero y las grietas de la sierra de Guara.

En lo más alto de una de ellas se ubica su castillo-colegiata, una preciosa metáfora del devenir histórico de esta villa, que comenzó siendo un alcázar (de ahí su nombre) clave para la defensa de la Barbitania del al-Ándalus pasó a ser una próspera plaza católica.


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Callejones, plazoletas y ermitas hacen que durante horas te recrees en justas medievales, mercados de todo pelaje e incluso en el andar novelesco de caballeros. Su castillo-colegiata es un monumento que sorprende con un claustro trapezoidal plagado de alucinantes frescos.