Cada vez quedan menos tiendas de siempre. Esas tiendas que dan sabor a las calles de nuestras ciudades, y que hacen que sea únicas y diferentes frente a la globalización. En Zaragoza sabemos muy bien que cierren comercios centenarios como la platería Martín Blasco.


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Pero esa oleada de cierres de tiendas históricas no es exclusiva de Zaragoza. Las tiendas de siempre van cerrando por todas las ciudades. En Madrid, se ha anunciado el cierre de su librería más antigua, Pérgamo, por jubilación. Una librería que fue fundada en 1945 por un aragonés, y que se une a la huella que Aragón ha dejado en Madrid.

Tras 76 años con la puerta abierta, esta encantadora librería con estantes de madera y sabor a antaño cierra sus puertas. La librería, situada en la calle General Oraá, en el Barrio de Salamanca, fue fundada por Raúl Serrano Guillén. Un represaliado franquista que en lugar de marcharse al extranjero, prefirió pasar hambre junto a su familia quedándose en su país.

Raúl Serrano fundó las Juventudes Republicanas de Aragón, y fue Catedrático de Lengua y Literatura en la Universidad de Alcalá. De su plaza en la antigua Universidad Central de Madrid no pudo tomar posesión, porque el régimen franquista lo depuró a causa de sus ideas políticas.

Realmente, el fundador de la librería nunca estuvo en el frente, ya que tenía 14 dioptrías en cada ojo, y eso le mantuvo alejado del frente. A los 17 años terminó derecho, y durante la guerra defendió como abogado a las monjas encarceladas del Colegio de Huérfanos de la Guardia Civil de Valdemoro.

Tras la guerra, y al no tener delitos de sangre, el Régimen le propuso que firmara los Principios del Movimiento para devolverle la cátedra que le habían quitado como republicano. Pero Raúl Serrano prefirió mantenerse fiel a sus ideas, no firmar dichos Principios, y fue cuando decidió abrir esta librería, que se convirtió en un espacio de libertad, pese a las constantes visitas de la policía. «Antes de abrir el negocio, mis padres pasaron hambre, hasta que les prestaron dinero para abrir la librería», explica Ana, hija del fundador.

Cuando este aragonés abrió su librería, la zona en la que se ubica, María de Molina, era el extrarradio de la capital. Y tanto el interior, como la fachada del local se conservan tal cual se inauguró hace ya siete décadas. En la actualidad, la librería es gestionada por Lourdes Serrano, hija del fundador, con ayuda de su hermana Ana (72 y 80 años respectivamente).

De  momento, y hasta que llegue el momento del cierre el próximo 5 de enero, se cuentan por decenas los clientes que llenan la librería para despedirse de uno de los espacios más icónicos de la cultura madrileña, y llevarse alguno de los libros que están en liquidación. En sus estantes, hay libros de historia, de filosofía, poesía, o facsímiles como Amantes célebres puestos en solfa.


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Del futuro del local, nada se sabe, aunque son muchos los que cruzan los dedos para que sus próximos propietarios continúen con la actividad como librería, y respeten el sabor de esta librería que está a punto de ser historia.