Zaragoza cuenta con la segunda colección de arte gótico más importante de España que reúne un museo público, después del Prado, parte de cuyas piezas se van a exhibir a partir de ahora de forma permanente.

Se trata de unas de las colecciones más importantes del Museo de Zaragoza, fruto de lo que fue la potencia económica y cultura de la Corona de Aragón en los siglos XIV y XV, ha contado el director del mismo, Isidro Aguilera. La nueva exposición permanente comprende dos salas y un ala de la galería del museo, en las que se muestran los trabajos de los maestros aragoneses del momento.

El nuevo espacio ofrece una selección de las obras maestras de los artistas más destacados del arte gótico de los siglos XIV y XV, momento en el que calaron las influencias francesas, italianas y flamencas en los artistas hispánicos, haciendo evolucionar el arte de la época desde los presupuestos del gótico lineal hacia el italogótico, el gótico internacional y el gótico hispanoflamenco.

LAS SALAS

La nueva muestra permanente de arte gótico aragonés se ha reunido en las salas 12 y 13 y en la Galería del museo. En la primera, se encuentran las piezas más antiguas, como el Retablo de la Resurrección del Monasterio de las Canonesas del Santo Sepulcro, de Jaime Serra, y la María, Reina de los Cielos, de Blasco de Grañén, así como el sepulcro de doña María Ximénez Cornel, del mismo autor. También hay obras del maestro de San Miguel de Daroca y del maestro de Alpuente. Asimismo, se muestra por primera vez la parte posterior de la tabla de Marzal de Sas, dedicada a la Anunciación, y que destaca por su delicadeza decorativa.

Por su parte, la sala 13 acoge el retablo mayor de la iglesia parroquial de Blesa, dedicado a la Invención y Exaltación de la Santa Cruz, obra de los pintores aragoneses más insignes de la segunda mitad del siglo XV, Miguel Jiménez y Martín Bernat. Este retablo no solo es considerado una de las piezas más destacadas de la escuela hispanoflamenca aragonesa, sino también uno de los conjuntos más importantes de finales del gótico en España.

Las obras han sido recientemente restauradas y se exponen por primera vez varias tablas de bustos de ángeles portando atributos de la pasión que formaron parte del guardapolvo que recorrería en su perímetro exterior el retablo. En el espacio central de la sala se han instalado dos escultura. Una de ellas es el sepulcro de don Pedro Fernández de Híjar y Alagón, de finales del siglo XIV, procedente del Monasterio de Nuestra Señora de Rueda, que ha sido recientemente restaurado.

La segunda pieza es la lauda sepulcral del canónigo Agustín Pérez de Oliván, datado en 1500, procedente del solar de la antigua Universidad de Zaragoza, que vislumbra la adopción de los nuevos parámetros estilísticos del Renacimiento, enlazando así con las siguientes salas del discurso expositivo.

Finalmente, en la Galería del museo, abierta al público desde 2019, se pueden contemplar piezas de artistas de Pere Johan, el maestro Ans, Miguel Jiménez y Martín Bernat, así como la escultura de alabastro de estilo flamenco ‘La Piedad’ y objetos de la vida íntima de las personas como la arqueta amatoria de finales del siglo XV.

TRANSFORMACIÓN INTERNA

El Museo de Zaragoza está realizando un cambio interno y a la renovación de su exposición permanente y la apertura de las salas sobre el gótico se suman las que se presentaron en 2019, dedicadas al Renacimiento, ubicadas también en la primera planta del centro. En ellas, se muestran 40 piezas, de las que 14 no habían sido nunca exhibidas anteriormente, salvo en muestras temporales.

La escultura de Santa Ana, La Virgen y el Niño de Damian Forment, el Retablo de San José, el Retablo de la cárcel de manifestados de Jerónimo Cósida o el retrato de Alonso V de Aragón, de Juan de Juanes, son algunas de las piezas que destacan de este espacio renacentista.

Recientemente, el Museo de Zaragoza abrió también una vitrina para mostrar a los visitantes siete de los cascos celtibéricos recuperados tras el expolio del yacimiento de Aratis, en el municipio zaragozano de Aranda de Moncayo. Estas piezas forman parte desde este mismo mes de la colección de arqueología celtibérica del centro, tras el proceso técnico y multidisciplinar para su análisis realizado por los técnicos del museo.