Casi todos los que viven en Zaragoza o la han visitado alguna vez o han pasado por debajo de él y posado para una foto. El Arco del Deán es uno de los lugares más turísticos de la ciudad y se esconde en una callejuela del casco antiguo, detrás de La Seo. En realidad no es fácil pasar por allí pero muchos lo harán sin querer. Lo que está claro es que una vez delante, nadie queda indiferente.


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El Arco del Deán recuerda al barrio gótico de Barcelona y es la única vivienda medieval no palaciega del siglo XIII que se ha conservado hasta la actualidad. También es el único arco, de los numerosos que tuvo Zaragoza, que todavía se mantiene en pie. La construcción comunica por encima de la calle las estancias de una misma vivienda, dejando debajo un espacio para pasar. La fachada de toda la casa es de estilo gótico, pero lo que más llama la atención es el arco en sí, y la galería de ventanales con arcos de estilo mudéjar.

La belleza de lo que se puede ver por fuera salta a la vista pero ¿quién sabe qué esconde dentro el Arco del Deán? Pocos son los afortunados que lo han podido ver, ya que esta casa es propiedad privada y no se puede visitar así como así. En concreto, pertenece a Fundación Ibercaja y se destina a albergar parte del patrimonio del banco, como tapices de La Seo. Por lo que se conoce, se mantienen las techumbres mudéjares y otros elementos originales de este edificio donde, de forma puntual, se alojan personajes ilustres cuando visitan Zaragoza. 


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La casa del Deán es propiedad de la entidad bancaria desde 1953, cuando la por aquel entonces Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y La Rioja la adquirió y llevó a cabo una restauración total, salvando así al edificio de la desaparición.

Justo antes, esta joya del gótico zaragozano estaba en un estado casi de ruina, sobre todo desde que en 1951 dejó de servir como residencia del deán, el cargo eclesiástico que preside el cabildo de la catedral, en este caso, La Seo. La Guerra de la Independencia y los Sitios de Zaragoza tuvieron buena parte de la culpa de los desperfectos sufridos en el inmueble. Como sucedió con muchas otras edificaciones de la ciudad, la casa del Deán experimentó graves daños, al estar ubicada junto al Cuartel General de Palafox.

El origen de la casa es del siglo XIII pero, con el tiempo, se sometió a varias reformas y ampliaciones, destacando la del deán que mandaría construir el arco actual como un corredor para conectar la vivienda con la catedral. 


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Desde entonces, este conjunto de interés patrimonial compuesto por el arco y la casa del Deán se ha ido modificando pero siempre manteniendo su esencia original. La mayor obra acometida es también la última, la de los 50 del siglo pasado. Una intervención integral que llegó a ser premiada con el Trofeo Ricardo Magdalena de aquel año. 

En esta historia, como en casi todas, también hay sitio para la leyenda. La tradición oral dice que las instituciones civiles de la época no quisieron costear la construcción de este arco pasadizo. Como solución, el deán se lo pidió al mismísimo Lucifer, quien accedió a realizar las obras con el compromiso de que las almas de las personas que pasasen por debajo del arco serían para él. Cuento o realidad, al pasar por debajo, se recomienda pedir un deseo y el de liberarse del diablo tiene muchas papeletas.