A principios del siglo XIX, la capital aragonesa vivió la mayor catástrofe de su historia:  Los Sitios de Zaragoza.  Uno hecho histórico que cambió para siempre el destino de la ciudad, con miles de muertos, y una ciudad prácticamente reducida a escombros que vio desaparecer a muchos de sus edificios más representativos. El callejero de la capital está lleno de nombres de muchos de los héroes de aquel momento. María Agustín, Jorge Ibort, Agustina de Aragón, San Clemente, o la Plaza de Sas, sin olvidarnos de la propia Plaza de los Sitios, construida para celebrar la exposición Hispano Francesa de 1908. Pero además del callejero, todavía quedan en Zaragoza edificios y restos de aquellos hechos.

LOS EDIFICIOS QUE TODAVÍA QUEDAN EN PIE

Entre todos los restos, quizás el más representativo sea la Puerta del Carmen. Esta puerta, una de las múltiples con las que contaba la muralla,  fue construida en 1789 por el arquitecto Agustín Sanz siguiendo el modelo del arco triunfal romano. Durante Los Sitios, fue uno de los bastiones de la resistencia zaragozana ante los invasores franceses. Y en su estructura todavía pueden verse huellas de los proyectiles.

Los Sitios de Zaragoza

La Puerta del Carmen fue uno de los escenarios de Los Sitios de Zaragoza / AZ

La Puerta del Carmen, a finales del siglo XIX / GAZA

En la calle Asalto, y en Alonso V todavía existe dos tramos de la muralla medieval de Zaragoza, testigo de las cruentas batallas que se desarrollaron casa por casa en esta zona de la ciudad, ya que los franceses consideraron que esta zona era la más débil para acceder al interior de la capital aragonesa. En el tramo de Asalto hay dos placas que recuerdan a los defensores de la ciudad de Zaragoza, al coronel Antonio de Sangenís y Torres, comandante de Ingenieros en los asedios.

Los Sitios de Zaragoza

En la calle Asalto hay un tramo de la muralla que sirvió de defensa / A.C. Los Sitios

En el barrio de la Magdalena, nada más entrar desde la muralla, quedan restos visibles de los Sitios. En el antiguo Convento de San Agustín (actual centro de Historias), y en edificios como la Casa de Los Sitios, una casa del siglo XVII situada en la esquina de la calle doctor Palomar con la calle del Pozo, hay restos de metralla en los muros de ladrillo. Muy cerca, justo enfrente de la Seo, se encuentra la Casa Palafox, el palacio de los Marqueses de Lazán. En este edificio nació el general Palafox y allí estuvo el Estado Mayor de Palafox, hasta que se trasladó al cercano Palacio Episcopal.

Los Sitios de Zaragoza

En este palacio nació el General Palafox / AZ

También podemos encontrar restos de metralla en la fachada lateral de la iglesia de Santiago (que entonces formaba parte del convento de San Ildefonso), y en las fachadas que dan al norte de la basílica del Pilar, fruto de los proyectiles que lanzaban los franceses desde el otro lado del Ebro. En aquel, momento, cientos de personas, especialmente personas mayores y niños, se refugiaban dentro del templo buscando la protección de la Virgen. Y los franceses, conocedores de aquella situación, y de la simbología que tenía el templo para los defensores de la ciudad, se aplicaron especialmente en el bombardeo de la basílica.

Cerca de la plaza del Portillo, lugar en el que un monumento recuerda la heroica acción de Agustina Zaragoza Doménech, más conocida como Agustina de Aragón, se sitúa un lienzo de la fachada trasera del que era cuartel de caballería en la época. Este lienzo, levantado en el límite de un solar del Paseo de María Agustín en el que se está construyendo un edificio de viviendas, fue protagonista de un ataque francés el 15 de junio de 1808. Por la puerta que hoy vemos todavía en pie, entraron los soldados franceses, siendo detenidos por los defensores aragoneses tras cruentos combates.

En el Coso, el renacentista Palacio de los Condes de Luna acogió la Capitanía General de Aragón. Y casi enfrente, en el colegio de las Escuelas Píos, junto a la iglesia  fue hospital y refugio de heridos y afectados por las numerosas epidemias que asolaron la ciudad. Tampoco podemos olvidarnos de la importancia estratégica que tuvo la Margen Izquierda del Ebro. La arboleda de Macanaz, donde hay una fosa común de combatientes de los Sitios, y el casco antiguo del Arrabal, con conventos destruidos como el de Jesús, o el de San Lázaro (cuyas ruinas se conservan a orillas del Ebro), fueron escenarios clave en aquellos días negros para la ciudad. Parte del casco histórico del Arrabal, con sus casas labriegas, todavía conservan la trama y el sabor que la zona tendría en aquella época.