El Balneario de Ariño puesto en marcha hace tres años con fondos del Plan de la Minería y del Fondo de Inversiones de Teruel (FITE) ha cumplido las expectativas más optimistas. En 2016 cubrió a lo largo de los 10 meses de temporada 1.600 plazas, que supusieron 17.000 pernoctaciones.

Y esta campaña, según una nota del Gobierno de Aragón, se espera cerrar con 1.728 plazas cubiertas, o lo que es lo mismo, 23.900 pernoctaciones.


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En conjunto, esta campaña el nivel de ocupación ha sido del 85%, un porcentaje que según el plan de negocio correspondería al octavo ejercicio de explotación. No es de extrañar, recuerdan en la nota, que tanto el consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón, Vicente Guillén, como el alcalde de Ariño, Joaquín Noé, estén convencidos de que es posible una ampliación.

LA AMPLIACIÓN

De hecho, el Balneario está, poco a poco, en ello. Una partida de 326.000 euros procedente del FITE está sirviendo para ejecutar una nueva zona de alojamiento singular, seis bungalows levantados a base de fibrocemento y madera en su exterior que tratan de imitar a las masías de Teruel.

«Se trata de una oferta más que se integra en un conjunto termal que tiene mucho que ver con la tranquilidad, con la discreción, con la posibilidad de sentir otras cosas y buscar nuevas experiencia en un entorno cercano y natural», detallan en la nota.

La Dirección quiere también ampliar la base de la Unidad de Medicina Termal con la vista puesta en doblar la actual capacidad, pasar de las 100 actuales a las 200. Los cálculos indican que a los 55 trabajadores actuales habría que añadir otros 24 para atender la futura ampliación. Serían necesarios 3 millones de euros.

La localidad de Ariño cuenta en estos momentos con 750 habitantes, de los cuales en torno a 200 están jubilados o prejubilados. El más que incierto futuro de la Central Térmica de Andorra hace que haya que buscar alternativas responsables y sostenibles para dotar de vida, empleo y actividad a esta comarca.