Zaragoza ha sido romana, visigoda, musulmana y cristiana. Y en todos esos periodos, la presencia de población judía ha sido una constante, hasta que fueron expulsados en 1492. Lamentablemente, en la actualidad apenas nos quedan restos de la presencia de judíos en la capital aragonesa, salvo los Baños Judíos, que siguen esperando su transformación en un espacio museístico para ser visitados.


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La presencia de los judíos en la ciudad es antigua, y aunque la judería medieval se situaba en el entorno del Coso Bajo y la plaza de San Carlos, desde tiempos romanos ya existía en Cesaragusta una importante colonia judía. En tiempos imperiales la población hebrea vivía diseminada por la ciudad, a diferencia de la Zaragoza medieval, cuando la población judía vivía en un barrio propio, aislada y separada del resto de la ciudad.

Durante la dominación musulmana, se les permitió vivir en la zona sureste de la ciudad, dentro del recinto amurallado de Saraqusta. Tras la conquista de la ciudad por las tropas de Alfonso I el Batallador en 1118, la forma de vida de la población judía en la nueva capital del reino no sufrió grandes cambios.

LA JUDERÍA SE SEPARÓ DE LA CIUDAD EN EL SIGLO XII

Fue a partir de 1179 cuando tras celebrarse el III Concilio de Letrán, se les obligó a vivir en barrios separados de los cristianos, tal y como indica el profesor e historiador Álvaro López en su Guía de la Judería de Zaragoza. A partir de ese momento comenzó a configurarse la judería zaragozana medieval que todos conocemos.

Una zona separada del resto de la ciudad por su propia muralla, protegida por los monarcas aragoneses, y regida por instituciones propias y por las leyes y el calendario hebreo. Fruto de ese aislamiento con respecto al resto de la ciudad, las puertas de la muralla que separaban la judería de la Zaragoza cristiana se cerraban por las noches, y durante la Semana Santa, cuando la población judía quedaba encerrada dentro del perímetro de la judería.

CÓMO ERA LA JUDERÍA ZARAGOZANA

Judería de Zaragoza

El corazón de la judería de Zaragoza estaba en torno a la iglesia de San Carlos / Ayto. Zaragoza

La judería zaragozana, situada en la zona de la Magdalena y el Coso Bajo, se prolongaba hasta el actual Teatro Principal y la calle Don Jaime. Y fue próspera y floreciente convirtiéndose en la aljama más importante del Reino de Aragón, siendo una importante fuente de financiación para la monarquía aragonesa. De hecho, en el siglo XIII hubo que ampliarla con dos nuevos barrios extramuros del Coso, extendiéndose al otro lado del Coso hacia la actual plaza de San Miguel.

El entorno de la actual plaza de San Carlos era el epicentro de la judería zaragozana. Allí se levantaba la Sinagoga Mayor, un edificio que además de tener la función religiosa, acogía el Consejo de Gobierno de la aljama, además los tribunales de justicia hebreros.

En esta zona, además de levantarse la Sinagoga Mayor, se concentraban los principales edificios e instituciones hebreas, además de acoger las residencias de las familias más destacadas de la aljama. Entre ellos, destacaba el Castillo de los Judíos, una fortaleza de más de media docena de torres situada en la esquina del Coso enfrente de San Miguel que servía para proteger a los judíos, y ser cárcel de la comunidad.


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En el entorno de la Sinagoga Mayor se situaba también  la Casa del Talmud, el centro de enseñanza religiosa, o el Póstigo del Rabinado, un arco adornado con leyendas hebraicas que fue derribado en 1500.

Además de la Sinagoga Mayor, la judería de Zaragoza llegó a tener como mínimo otros 8 templos hebreros más repartidos por el perímetro, entre las que estaban la sinagoga de las mujeres (que se levantaba entre la Sinagoga Mayor y el muro del cercano Coso), o la Sinagoga Menor, junto a la iglesia de San Gil. También había una carnicería en la zona de Santo Dominguito de Val y el Coso (para sacrificar el ganado siguiendo el ritual de la shejita), o un hospital (en Santo Dominguito de Val).

El mercado estaría situado en la confluencia de las calles Pedro Joaquín Soler y Verónica, cerca del Teatro Romano, y allí, los mercaderes y artesanos judíos vendían sus productos a la propia comunidad hebrea, pero también a los cristianos. Por otro lado, el cementerio en el que se enterraban a los hebreos zaragozanos estaba muy alejado de la Judería, concretamente en el barrio de Miralbueno.

Judería de Zaragoza

En la Casa de los Morlanes puede verse la historia del pueblo judío / Ayto. Zaragoza

Lamentablemente, salvo los baños judíos, algunas inscripciones en hebreo encontradas en la Aljafería, o restos arqueológicos y vajillas encontradas en lugares como el Teatro Romano, nada más queda de esa Zaragoza judía que tan solo podemos imaginar.


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En los tímpanos de las ventanas de la Casa de los Morlanes, construida en el siglo XVI en el corazón de lo que fue la antigua judería, sí que podemos observar algunas escenas que narran la historia del pueblo hebreo, y de la comunidad judía de la ciudad, recreando momentos como la conquista de Jerusalén por el rey David, el vasallaje de los judíos zaragozanos a su nuevo rey, Alfonso I El Batallador tras la conquista de la ciudad, o el momento crítico de la expulsión de los judíos ordenada por los Reyes Católicos a finales del siglo XV. Probablemente, según indica el historiador Álvaro López, el edificio fue levantado por un judío converso que sentía añoranza de tiempos pasados.